ESPAÑA: (12+27+20+13) López (3), Rodríguez (-), Fernández (3), Reyes (2), Pau Gasol (13) -cinco inicial-, Navarro (2), Rubio (7), Calderón (15), Marc Gasol (7), Mumbrú (14) y Garbajosa (6).

ALEMANIA: (15+21+12+11) Hamann (15), Greene (9), Wysocki (2), Nowitzki (11), Kaman (8) -cinco inicial-, Schultze (2), Garrett (2), Roller (3), Femerling (2), Jagla (5) y Ohlbrecht (-),

ARBITROS: Facchini (ITA), Butler (AUS) y Avanessian (IRI). Señalaron técnica a Wysocki (m.31). Excluyeron por personales a Schultze.

INCIDENCIAS: Encuentro de la tercera jornada de la primera fase.

España ya ha cubierto el primer objetivo que se marcaba Aíto antes del inicio: meter la cabeza en los cuartos. Ayer ascendió el peldaño que todo el mundo le exigía con una fácil victoria frente a la Alemania de Nowitzki (59-72). Y lo consiguió, como le corresponde a un campeón del mundo, cerrando sus tres primeros partidos con victorias.

Eso obligará ahora a plantearse horizontes más ambiciosos, como la primera posición del grupo, lo que pasa obligatoriamente por tumbar mañana al gran favorito del torneo: EEUU, que ayer ganó a Grecia (92-69). Pero la selección está más para afinar la maquinaria, para cuando venga la gran batalla, que para proezas, ya que dista mucho del equipo que maravilló en el Mundial.

"Es normal que nos cueste porque jugamos ante equipos muy buenos y este torneo es muy duro. Llevamos tres victorias, las tres por una buena diferencia, la de China después de una prórroga, pero lo más importante es que algunos vayan entrando. Entonces tendremos más posibilidades de ganar a EEUU o al que sea", resumió el seleccionador.

A RACHAS A España, hasta ahora, se le aprecia oficio. Contar con un banquillo tan solvente permite que en un día como el de ayer, Mumbrú (14 puntos) sea protagonista. Incluso aparecen fogonazos de ese bloque que contagió entusiasmo en Japón.

Fue el rostro que, por ejemplo, lució el inicio del tercer cuarto, cuando finiquitó el debate con Nowitzki y compañía con un parcial de 13-0 (dos triples de Calderón y Garbajosa y cinco puntos de Ricky) y pasó del 36-39 del descanso a un claro 39-50.

Pero España funciona con corriente alterna. Por rachas y, de momento, sin la química que transmitía el bloque de Pepu Hernández, destituido hace dos meses por razones poco objetivas. Es cierto que el equipo aún se está adaptando a los sistemas de Aíto. Y no resulta fácil cambiar la filosofía de un equipo que funcionaba de memoria. En la nueva etapa, con rotaciones constantes y roles pocos definidos, a algunos les está costando.

Los únicos que parecen tener asimilado el cambio son Rudy y Ricky. Lógico. Son quienes más le conocen. Y, por supuesto, Pau Gasol, aunque solo sea por calidad. Pero el resto aparecen y desaparecen, aunque no da la impresión de que sea una de las preocupaciones del vestuario. "Aún no estamos bien del todo, pero en el Europeo sucedió igual. Lo importante es llegar a un 80% y luego ir puliendo detalles", subrayó Garbajosa.

MADRUGON No le fue fácil a los jugadores de la selección sacarse las legañas en un partido que les obligó a un madrugón poco habitual: las 5.30 de la mañana. Necesitó el equipo dos cuartos antes de desperezarse por completo. Antes de que los biorritmos se dispararan y el juego del equipo tuviera cierta fluidez.

Después, tras el descanso, sufrió un cambio repentino, como si los acordes del Oye el bum de David Bisbal que sonaron por la megafonía del pabellón actuaran como un despertador. Pero los minutos de magia, con el equipo español haciendo bien todo lo que sabe (defender fuerte, dominar el rebote y mover el balón con criterio) acabaron desvaneciéndose en cuanto volvieron las entradas y salidas de jugadores --solo faltó Jiménez, reservado por el golpe frente a China--, así que el partido regresó a una vía muerta, sin que Alemania lo pudiera desencallar.

"Hacemos un par de cosas mal, pero es bueno ganar partidos aunque no sea jugando al 100%. Cuando hay que ganar partidos es cuando llega el cruce de cuartos y nos da igual Argentina, Croacia o Lituania porque todo está muy igualado", fue la reflexión final del base extremeño José Manuel Calderón.