España perdió sus últimas esperanzas de luchar por una clasificación digna en el Europeo y, aunque mejoró el pobre juego que venía exhibiendo, no dio con la clave para superar a Rusia, la velocidad con la que poder aturdir y erosionar su rocosa defensa tal y como en la jornada anterior hizo Dinamarca (36-30).

La selección española debía haber recurrido a ésta, su gran baza, la destreza y habilidad en los rápidos contraataques y así plantarse ante el portero ruso Andrey Lavrov.

Hasta la segunda mitad los españoles no cayeron en la cuenta de como penetrar en el área rusa. No era demasiado tarde, pero el desvelo por recuperarse en el marcador les embarcó en una defensa presionante 4-2 para intentar recuperar balones, lo que produjo un efecto boomerang y los goles entraban bajo los palos de España.