Dos goles de Bruno Coelho, el primero para forzar la prórroga y el segundo, definitivo, de doble penalti a 56 segundos del final del tiempo extra, frustraron a España en la final de la Eurocopa 2018, ganada por primera vez por Portugal contra los contratiempos, como la lesión de Ricardinho (3-2). Cuando el mejor jugador de fútbol sala del mundo ya no estaba sobre la pista, dañado en su tobillo en el inicio del segundo periodo de la prórroga, una falta de Solano en campo contrario provocó el doble penalti de la selección lusa y el detalle que definió el encuentro, con el certero tiro de Bruno Coelho.

Portugal ya inició el partido como un juego de fallos. Ahí entendió que estaba su encuentro. El primero, cuando Miguelín perdió un balón en su campo ante la presión rival, lo aprovechó Ricardinho. No perdona nunca el mejor jugador del mundo ante una ocasión así, solo ante Paco Sedano, al que batió con un potente derechazo. En sólo 59 segundos. Una advertencia para España, penalizado por un nuevo error en la salida de la pelota; una cuestión que ha debido superar en varios de sus encuentros de e sta edición del torneo y que también lo niveló ayer sábado antes del descanso, después de un ejercicio de dominio de la posesión sin profundidad ni ocasiones. En el intercambio de golpes de unos y otros se llegó a una prórroga. Todo entró igualado en el segundo tiempo, pero con mejores sensaciones para la selección española, que conectó su siguiente opción de gol, desbaratada por el portero Andre Sousa ante Miguelín. Al final, en el cara o cruz, tiempo extra y decepción.