España sufrió un serio descalabro en la segunda y última jornada de la Superliga que se disputó en Florencia y se despidió del grupo de los grandes en categoría masculina al terminar en el séptimo puesto, mientras que las mujeres, quintas, se lucieron y lograron el objetivo de la permanencia.

El atletismo masculino español sufrió un frenazo después de abundantes éxitos internacionales y no logró mantenerse en la elite europea, por lo que regresa el espíritu de equipo ascensor. Los hombres, en una aciaga tarde, con el único triunfo de Antonio Reina en 800, fallaron en pruebas clave que le hundieron en el séptimo lugar, solo por delante de Grecia. Los fallos de Penti Jiménez, cuarto en 3.000 obstáculos; Mario Pestano, quinto en disco; Raúl Chapado, último en triple y de Montxu Miranda, colista en pértiga, lastraron la puntuación española pese a los manotazos de ahogado de atletas como Carles Castillejo, segundo en 3.000 metros en su debut.

ERRORES INESPERADOS

Falló gente fundamental, como comentó el presidente de la Federación, José María Odriozola. En la primera jornada Yago Lamela se dejó un punto y en pruebas de poca solera, como la velocidad y lanzamientos (excepto peso, claro) no se logró más de lo esperado.

Las mujeres fueron más guerreras que los hombres bajo el calor florentino. Glory Alozie cumplía en 100 vallas como toda una campeona de Europa después de haber hecho dos pruebas en la primera jornada. Ganó mirando de reojo a la rival rusa. Después Natalia Rodríguez en 1.500 puso al estadio en pie con una victoria increíble. En la última recta salió quinta y remontó como un meteoro cuando se iban clavando todas sus rivales.

Las chicas demostraron la progresión de los últimos y salvaron el barco español en una competición que hubiera sido histórica de haberse mantenido los hombres, ya que nunca han estado ambos equipos en la máxima categoría dos años seguidos. El título fue para las rusas, Alemania fue segunda y Francia tercera.