El equipo olímpico español culminó en Atenas sus mejores Juegos Olímpicos en términos generales, a pesar de no alcanzar las 22 medallas de Barcelona-92, que se mantienen como récord. Pero los 71 puestos de finalistas (ocho primeros) logrados superan largamente a los 56 de Barcelona y de Sydney-2000 y dan cuenta de la densidad y profundidad del deporte español, que subió al podio en nueve de los 23 deportes en que participó. Fue un buen balance, en lo global, para los nuestros. Las sorpresas igualan el fallo de las figuras

España cubrió largamente los objetivos previstos, pero lo hizo con munición inesperada. Mucha de la pólvora que se había publicitado resultó estar mojada y, en cambio, surgieron nuevas figuras que se las apañaron para subir al podio. Los casos más sonados fueron los de la gimnasta Patricia Moreno, la deportista más liviana (34 kilos) de los Juegos, que fue bronce en suelo; el saltador de longitud cubano, acabado de nacionalizar, Joan Lino Martínez; la pareja de voley playa Javier Bosma-Pablo Herrera, que pese a ser la 17 pareja en la clasificación mundial, se colgó la plata; y la amazona Beatriz Ferrer-Salat, que se fue de Atenas con dos medallas en doma clásica. Un botín doble que también alcanzaron el ciclista Sergi Escobar y el piragüista David Cal.

Estos dos últimos son casos de deportistas punteros que no gozaban de una gran popularidad en su propio país. En cambio la revista estadounidense Sports Illustrated ya los incluyó como medallistas en su tradicional vaticinio anterior a los Juegos. La publicación erró, en cambio, en el pronóstico general, ya que aventuró sólo 13 medallas para España.

La abanderada Isabel Fernández y todo el equipo de judo ejemplificó los fallos de la primera semana, junto con el ciclismo en ruta y, en la segunda semana, el hundimiento de Iván Raña en triatlón. Fueron las grandes decepciones españolas en los Juegos, aunque el final fuera globalmente bueno.Satisfacción en las administraciones

"Ha sido una buena actuación y estamos satisfechos, pero España tiene un potencial superior a las 19 medallas conseguidas", aseguró ayer el presidente del Comité Olímpico Español (COE), José María Echevarría. Ni el COE ni el Consejo Superior de Deportes (CSD) quisieron disparar cohetes en el momento del balance. "Se han superado las previsiones de 60 finalistas que hicimos el primer día. Los deportistas han estado a la altura de lo que se esperaba de ellos. Podían haber sido unos Juegos mejores, pero también peores", confirmó el presidente del CSD y secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, antes de la finalización de la jornada de clausura, indudablemente satisfecho.

Lo mejor de Atenas es que se dejó atrás, se espera que definitivamente, la crisis de Sydney-2000, donde sólo se convirtieron en medalla 11 de los 56 puestos de finalista, lo que representa un 20%. En Atenas, ese porcentaje de acierto se acercó al 30%. "Hemos superado el punto de inflexión del 2000 y hemos remontado el vuelo", se alegró Lissavetzky.

En el global, la selección de España presentó la octava delegación más numerosa y se fue de Atenas en el puesto 20 del medallero (en Barcelona-92 fue 6) porque sólo ganó tres oros. En número de medallas, fue el 14 , y por finalistas, el 12 .El Plan ADO va a ser reforzado en el futuro

"Quien pierde la ambición, pierde el futuro". La frase de Lissavetzky resume la actuación que quiere emprender la administración deportiva española para promover aún más los resultados en la alta competición. El CSD tiene intención de analizar a fondo los resultados de Atenas, más allá de las medallas, para ver dónde se puede mejorar. También va a estudiar las fórmulas que utilizan otros países emergentes, como China y Japón, para obtener más medallas que España. Los cambios pasarán por una reforma del plan ADO de ayuda a los deportistas olímpicos, que se puso en marcha antes de los Juegos del 92, y la promoción de la Ley del Mecenazgo, ya existente. Después de cuatro meses en el Gobierno, los nuevos responsables socialistas van a comenzar a remover las cosas, una vez pasados los Juegos. "Intentaremos que haya más dinero destinado al deporte", aseguró Lissavetzky, que prometió que las "nuevas ganas y nuevas fuerzas" se plasme en positivo.Los Juegos de Pekón, la nueva frontera

El buen resultado global de Atenas hace que el deporte español pueda mirar adelante con optimismo y dejar atrás ya definitivamente el recuerdo, agradable pero ya lejano, de los Juegos de 1992. "Barcelona-92 debe ser un punto de partida, no de llegada", aseguró ayer Jaime Lissavetzky, estableciendo claramente cuáles deben ser ahora los objetivos olímpicos. Se ha acabado mirar atrás y regocijarse en los éxitos pasados. "Barcelona no puede ser ya el referente. El referente tiene que ser Pekín-2008", añadió el secretario de Estado.

José María Echevarría se sumó a esa doctrina y se comprometió a que el COE --quizá ya sin él de de presidente, puesto que hay elecciones a principios del 2005-- trabajará en esa dirección, aunque insinuó que necesitará contrapartidas en esta labor.

"Si creemos que la medida del deporte de un país la da los Juegos Olímpicos, habrá que hacer planes especiales para ayudar al deporte olímpico", reclamó el presidente del COE, dentro de un tono general de esperanza con respecto al futuro. Los pilares para ese futuro parecen estar puestos, o al menos así se piensa desde los máximos estamentos deportivos españoles. Sin duda, se abre una nueva etapa.Los equipos pierden en las cruces

Por primera vez desde la cita de Seúl (1988), las modalidades colectivas se van de unos Juegos sin subir al podio. El potencial indiscutible de algunas selecciones quedó arruinado por unos cruces de cuartos de final que fueron letales. El caso más paradigmático fue el del baloncesto masculino, en el que el equipo encabezado por Pau Gasol sólo perdió un partido de siete y acabó en 7 posición. El encuentro de cuartos de final le enfrentó a Estados Unidos, que perdió tres partidos y se hizo, sin embargo, con el bronce. España ganó en la primera fase, además, a Argentina e Italia, oro y plata al final. Alemania fue el verdugo de España tanto en los cuartos de final de balonmano, después de dos prórrogas y penaltis, como en el partido para el bronce de hockey sobre hierba, con gol de oro.

El waterpolo, pendiente de un urgente relevo generacional, quedó sexto finalmente, mientras que el de hockey sobre hierba femenino fue el único equipo que quedó fuera de los ocho primeros puestos. Pero aun así, el balance es bueno.