Las selecciones nacionales de España e Italia, dos de los máximos exponentes del baloncesto mediterráneo, están citadas para hoy (17.00 horas, TVE-2) en las semifinales del Europeo 2003 para disputar uno de los duelos más clásicos de la canasta continental con la posibilidad de asegurarse la plata y la clasificación para Atenas 2004.

El ganador no sólo tendrá garantizado el segundo escalón del podio, sino que mantendrá abierta la opción de colgarse el oro en la ceremonia de clausura de mañana domingo, sellará el billete para acudir a los Juegos griegos y dejará cerrada su presencia en el siguiente campeonato de Europa, el de Belgrado 2005.

La cita, por tanto, reviste toda la importancia que supone saltar a la cancha en las semifinales de un Europeo, revalorizadas por las consecuencias del triunfo y por el alto nivel competitivo que ha alcanzado el torneo sueco, demasiado exigente incluso para Serbia y Montenegro y para Rusia, las dos grandes potencias del continente en sus anteriores versiones yugoslava y soviética, apeadas del camino hacia las medallas en las series de cuartos.

UNA TRADICIONAL RIVALIDAD

España e Italia son viejas conocidas, y han labrado la tradición de una de las mayores rivalidades que existen entre las selecciones del Viejo Continente, pero la semifinal de Estocolmo representa su primera cita oficial desde hace cuatro años.

La última vez que la selección española jugó contra la nazionale en un torneo trascendente se remonta a la final del Europeo´99, en Francia, y entonces ganaron los italianos (56-64) después de que España, salvada de la eliminación in extremis gracias al triunfo de Francia sobre Eslovenia en el encuentro que cerraba la primera fase, acabase con la Lituania de Arvidas Sabonis en cuartos y doblegase finalmente en semifinales al cuadro galo.

El equipo que en aquellos momentos entrenaba Lolo Sainz colmó sus aspiraciones antes de plantarse de forma absolutamente inesperada en el partido por el oro. La escuadra que adiestraba Messina, por el contrario, estaba hambrienta de triunfo y contaba con la última gran generación de talentos del pallacanestro : Myers, Andrea Meneghin....

Ahora los papeles han cambiado. El combinado de Moncho López no ha escondido en ningún momento su ambición por el oro y ostenta la condición de favorito máximo incluso para sus propios rivales. Italia, por el contrario, puede considerarse un candidato inesperado, aunque con toda su capacidad de lucha y todo su oficio de ganador intactas.

La trayectoria de España arroja cuatro triunfos en cuatro partidos y, por encima de todo, la demostración de que cuenta con un equipo donde el talento, la calidad, la juventud y la experiencia forman un cóctel perfecto.