El lema con el que iniciaron el camino hacia el Eurobasket ('Queremos más') no era solo una declaración de intenciones. Era una prueba de la ambición y el carácter que destila la selección femenina de baloncesto. Ahora es una promesa cumplida. España volvió a dar muestras del enorme talento que atesora y arrolló a Francia en la final del Europeo (86-66). Igual que hace dos años en la República Checa. Y frente al mismo rival, para quien las jugadoras de Lucas Mondelo se convertirá en la peor de sus pesadillas.

Ningún equipo había sido capaz de repetir un título desde la legendaria URSS en 1991, el equipo que dominó de forma hegemónica el baloncesto continental durante décadas. Hasta ahora. A ese nivel se encuentra la selección española, que sigue agigantando su nombre, haciendo crecer su propia leyenda, escribiendo registros que perdurarán en el tiempo. Es su segundo título continental seguido, el cuarto de la historia, la séptima medalla consecutiva en citas internacionales. Los méritos de este equipos agrandan su gesta, más aún siendo capaces de repetir el título sin su figura más destacada, la mallorquina Alba Torrens.

Marta Xargay, con 23 puntos, una impecable serie de 5 de 8 en triples, y 28 de valoración, fue la que se apropió del título de jugadora de la final. Pero la escolta gerundense estuvo muy bien acompañada. Laia Palau (12 puntos, 3 rebotes, 3 asistencias), con sus 12 medallas individuales, convertida ya en la plusmarquista del baloncesto española, y Silvia Domínguez (13 puntos, 4 rebotes, 2 asistencias) reservaron lo mejor de su repertorio para la final. Enganchadas a su acierto, la imagen colectiva de España volvió a situarse a niveles de enorme brillantez, hasta borrar de la pista al equipo francés.

Buena puesta en escena

Fue modélica la puesta en escena de la selección en una primera parte, en la que llevaron las diferencias hasta los 17 puntos (46-29), mientras las jugadoras francesas no encontraban una respuesta efectiva. A partir de un espléndido trabajo en defensa, de forzar pérdidas en su rival y de un claro dominio del rebote, que le dio segundas opciones en ataque, el grupo de Mondelo escribió el guion que más le convenía. Tres triples de inicio de Xargay, incluida en el quinteto del torneo junto a Ndour (la MVP final), abrieron paso a minutos espléndidos de la selección en las dos zonas de la cancha, con Silvia Domínguez asumiendo también un papel protagonista, y apariciones puntuales de todas las jugadoras en ataque.

España fue ganando en confianza sobre todo por su enorme solvencia en defensa, anticipando acciones y cortando línea de pase, lo que hizo que las diferencias fueran acrecentándose y empezaran a crecer las dudas en el equipo francés, que mantuvo el pulso durante muchos minutos gracias a las aciones interiores de Gruda, pero incapaz de cambiar la dinámica hasta acabar totalmente entregado en un último cuarto que fue una exhibición total de la selección.