La selección española de balonmano ha cumplido su parte del guión, tras imponerse por 32-40 a Eslovenia, y ahora deberá esperar a que Polonia, ya clasificada para las semifinales, gane a la poderosa Francia para poder luchar el próximo sábado por los metales en Viena.

Valero Rivera ha apostado por la juventud, pese a la trascendencia del choque, y ha situado de inicio a Eduardo Gurbindo y Mikel Aguirrezabalaga en los laterales para dotar de más fluidez al ataque del conjunto español.

BUEN PARTIDO EN LOS BANQUILLOS

Los dos jóvenes jugadores del equipo español han conectado sin dificultades tanto con los extremos como con el pivote Julen Aguinagalde, por lo que el preparador esloveno, Noka Serdarusic, no ha tardado en mover ficha. Ha retrasado la posición de su línea defensiva, con lo que los balcánicos han conseguido reducir la ventaja española hasta un solo gol.

En respuesta a la reacción eslovena, Valero Ribera ha dado entrada a Alberto Entrerríos y Cristian Malmagro, con los que el equipo ha vuelto a aumentar la diferencia hasta situarse a seis goles.

El final del primer tiempo ha sido movido, con grandes intervenciones del portero esloveno Gorazd Skof e incomprensibles decisiones del árbitro, que ha excluido repetidamente a efectivos del equipo español. No obstante, el equipo no se ha descentrado y en el ecuador de la segunda parte ha conseguido la máxima diferencia con un provisional 23-34 que han mantenido hasta el final del partido.