La selección española de baloncesto femenino se juega hoy ante Rusia la lucha por las medallas en el Mundial de Brasil, un rival complicado al que una carambola ha colocado en cuartos de final ante el equipo español, que ha hecho, hasta el momento, un campeonato modélico.

Las chicas de Mingo Díaz han cumplido con la mejor de las expectativas posibles y se han clasificado segundas en el grupo de octavos, aunque se han quedado sin el premio de tener un "cruce cómodo". Una carambola, propiciada por la sorprendente derrota de Francia ante China, ha ocasionado que Rusia ocupara el lugar, en principio, destinado para la República Checa.

Rusia sigue siendo una de las principales potencias del baloncesto femenino mundial, pero ha dejado de ser inabordable. Entre algunas debilidades que ha mostrado en los últimos tiempos y, sobre todo, la gran progresión del equipo español, la situación se ha igualado un poco. Rusia ha perdido ya en el campeonato ante Estados Unidos, Francia y República Checa, pero sigue atesorando una gran calidad y sobre todo son altas, altísimas, con seis jugadoras por encima del 1,90 metros y dos de ellas por encima de los 2 metros.

Maria Stepanova (2,02 metros) es su gran referente y una de las mejores pívots del mundo, pero junto a ella están las no menos brillantes Irina Osipova (1,96 metros) y Tatiana Shchegoleva (1,95). Si hay algún problema de altura, Ekaterina Lisina (2,03) puede acudir al rescate desde la juventud de sus 18 años.

España, en principio, sólo puede igualar, o superar ligeramente a las rusas, en el perímetro. Hay otro dato poco halagüeño y es que Rusia ya ganó a España en semifinales en los europeos de Le Mans´01 y Patras´03. Sin embargo, la selección española femenina cuenta con algunos intangibles con los que intentar contrarrestar la balanza. El grupo humano que han formado las jugadoras hacen que el ambiente sea extraordinario, todo un plus .