No solo Sergio Scariolo. Cualquier integrante de la selección habría firmado antes de iniciar el Eurobasket la opción de jugarse hoy el pase a los cuartos de final del torneo frente a Polonia (18.15, La Sexta), una selección inferior en potencial, por mucho que se trate del anfitrión del torneo, por mucho que pueda contar esta tarde con el respaldo de 11.500 aficionados en el Lodz Arena.

Pero después de una semana, la situación es muy distinta. La selección ha ido dando tumbos por la competición, sin acabar de cuajar, y solo en el decisivo partido frente a Eslovenia de la primera fase y también en el partido clave frente a Lituania de este pasado lunes el equipo consiguió acercarse a su nivel. "No estábamos acostumbrados a sufrir de esta forma y hemos sufrido. Se nos dio campeón antes de empezar y el nerviosismo acabó apoderándose del equipo", reconoce ahora Alex Mumbrú.

Así las cosas, nadie se atreve a lanzar un discurso demasiado optimista antes de jugársela hoy a cara o cruz ante el equipo local. En juego está la credibilidad del campeón del mundo. El triunfo abrirá para España la puerta de los cuartos de final y la posibilidad de luchar por las medallas, el reto que se habían marcado desde el inicio. ¿Una derrota? Bueno, una derrota supondría quedar eliminado del torneo y, al mismo tiempo, una "tremenda decepción", por suavizarlo de alguna forma con las palabras de Rudy Fernández.

"Para nosotros se trata de una final anticipada. Una final con minúscula, se puede decir", aclaró el técnico Sergio Scariolo. "A nadie le gusta jugarlas en la segunda fase de un campeonato. Pero yo he intentado contar cuántas he jugado en mi carrera y he me descontado, Y ya no te digo los jugadores. Así que no hay razón para jugar con ansiedad, aunque sí con respeto", apuntó.

MEJORES SENSACIONES La misma idea corre por el vestuario de la selección, reforzado anímicamente por las sensaciones que notaron en el encuentro frente a Lituania. "Lo más importante es que recuperamos nuestro juego, la chispa en la cancha y nos lo pasamos bien" , subraya Mumbrú respecto al último partido.

La gran diferencia entre España y Polonia debe radicar en la potencia de los banquillos. Los anfitriones solo presentan cinco jugadores de alto nivel: el estadounidense nacionalizado David Logan (Prokom), Michael Ignerski (Bruesa), Maciej Lampe (Khimki), Adam Wojcik (Poznan) y la estrella Marcin Gortat (Orlando Magic). Pero después apenas cuentan con alternativas para darles descanso. La selección, en cambio, puede disponer de 12 jugadores que mantengan un ritmo constante, que les sea difícil de seguir.

"Sabemos que este es un partido en el que salimos con la responsabilidad de ganar y que ellos son inferiores, pero también que juegan en casa", comenta Rudy Fernández. "Lo mejor es que llegamos todos físicamente bien a este partido, después de haber tenido muchos problemas", aclara Mumbrú.

"Tendremos que salir fuertes para intentar desgastarlos, porque ellos no cuentan con tantos recursos en el banquillo. La cuestión será atacarlos, ser agresivos, no dejarles que acaben contrataques en tres segundos como nos hicieron en el amistoso de Zaragoza", apunta Scariolo. H