"Me avisaron hace 20 días de que iba a correr con Joan. Apenas hemos entrenado un par de veces juntos. Es nuestra primera carrera", contó ayer un asombrado Toni Tauler, un ciclista mallorquín, claro, mientras recitaba la aventura que le había llevado de estar planteándose abandonar este deporte --"seguí por mi familia"-- hasta acabar bañado en plata. Fue un flechazo instántaneo y breve. La de ayer, en Pekín, fue la primera y última carrera de Llaneras y Tauler juntos en Madison. Joan se va y deja a Toni con una medalla que ni imaginó en sus mejores sueños.

En junio, Carlos Torrent, el compañero habitual de Llaneras en estas pruebas, participaba en una carrera en Portugal, donde sufrió una aparatosa caída que le costó la fractura del fémur izquierdo, tres meses de baja y quedarse sin medalla olímpica. Después de mucho meditar sobre el sucesor de Torrent, Llaneras eligió a Tauler, a pesar de que no tenía mucha experiencia en Madison. Pero se arries- gó. "Toni estaba en buen momento y preferimos la fuerza a la técnica", explicó ayer, seguro de que iban a perder "algo de tiempo" en los relevos al no tener la técnica tan perfeccionada como Torrent ni tampoco la compenetración dibujada en muchas carreras.

La escuela Llaneras

Perdieron tiempo en los relevos, sí, pero ganaron fuerza para resistir en el tramo final cuando los demás desfallecían. "Es increíble, es increíble", dijo un exultante Tauler, recordando que él ya había sido campeón de España con Miguel Alzamora, otro producto de la factoría Llaneras. "Yo solo he hecho lo que me ha dicho Joan. Simplemente eso", recordó el mallorquín, sin querer arrogarse ninguna responsabilidad en el éxito final. Le llamaron hace 20 días, devolviéndole la ilusión que había perdido por el ciclismo, se subió a la bici, escuchó a Joan y acabó en el podio. "El mérito es suyo, hice lo que me decía".

Con tranquilidad

Tal cual. Como si ganar una medalla de plata olímpica fuera coser y cantar. Pero no es así. Ni siquiera teniendo a Llaneras a tu lado. "Ha habido un momento en que iba fundido, pero he sacado todo lo que tenía dentro y he logrado acabar bien", explicó Tauler, quien compensó con su potencia los segundos que se perdían en esos relevos cuando los ciclistas se dan la mano para impulsarse. "Hemos aprovechado el principio de la carrera para acoplarnos y después nos dedicamos a atacar porque en los esprints no nos podíamos ir".

En la prueba hubo un momento de "crisis", según Tauler, superado por el magisterio de Llaneras, quien en dos días ha dado un cursillo acelerado de Madison a su compañero. "Joan es lo más grande que ha habido nunca en este deporte. Lo de crack se le queda pequeño". El vio a Tauler, pero nunca olvidará al fallecido Isaac Gálvez. "Esta era nuestra prueba. Cada vez que corro una le recuerdo. Siempre le tengo en el corazón y la cabeza".