Después de ganar y dejar en 59 puntos a las campeonas de Europa, la selección española femenina no tuvo más remedio que someterse a la dictadura apabullante de Estados Unidos, que tampoco dio ninguna opción al equipo dirigido por Lucas Mondelo, superado en todos los aspectos y derrotado por 63-103 en la segunda jornada del grupo. Lo más positivo, que solo volverán a verse las caras con medallas en juego.

Cuarenta puntos de diferencia que hicieron bueno el comentario de Mondelo de que el conjunto norteamericano no está en la misma guerra que el español. Ni en esa ni al parecer en la de ninguna otra selección presente en los Juegos de Río.

DISPUESTAS A TUTEARLAS

Por eso, pensando ya en el día de descanso y el posterior partido contra China, España salió a jugar sin Marta Xargay, la mejor, con Astou Ndour, ante Serbia. No entraría en todo el partido para recuperarse bien de las molestias que arrastra en un pie.

Las rotaciones anunciadas por Mondelo no afectaron de entrada al quinteto inicial, cuyas integrantes salieron dispuestas a tutear a las estadounidenses, que tampoco se guardaron nada en el banquillo, aunque podría decirse lo mismo si su entrenador, el también técnico de la prestigiosa Universidad de Connecticut, Geno Auriemma, hubiese decidido empezar con otro cinco totalmente distinto, tal es el potencial que tiene en sus manos.

Sin temor alguno, dispuestas a disfrutar y devolver golpe por golpe, las españolas mantuvieron el tipo durante casi cinco minutos e incluso estuvieron por delante en el marcador con dos triples iniciales deLaia Palau y Ndour (8-6). Hasta que Taurasi y Mooreempezaron a expresar su enorme talento y Delle Donne, Grinner y Fowles a imponer su tremendo físico en la pintura.

TIRÓN DE TORRENS

Con 15 puntos de ventaja acabó Estados Unidos el primer cuarto y no pudo irse al descanso con más de 17 (37-54) porque Alba Torrens y Leticia Romero jugaron unos minutos fantásticos para hacer posible un parcial de 23-25 en el segundo cuarto. La primera anotó diez de los 20 puntos con que acabaría el partido en apenas dos minutos y la segunda contribuyó de forma extraordinaria a aguantar el ritmo de juego de las rivales desde la posición de base.

Tras el descanso, ocurrió lo que tenía que ocurrir. Estados Unidos no dejó de crecer en todos los terrenos, mientras España pagaba progresivamente la dureza del día anterior ante Serbia. El esfuerzo admirable de Torrens y la tremenda lucha bajo los aros de Ndour y Laura Gil no pudieron evitar que las estadounidenses pusiera tierra de por medio. A la selección española se le hicieron muy largos los 40 minutos porque las americanas no bajaron el ritmo en ningún momento.