Alemania lleva seis años sin tocar medalla. De hecho, la mannschaft no sube al podio desde que en el 2007 ganó el Mundial de balonmano que organizó. En los cuartos de aquel torneo, los germanos se encontraron en el impresionante Lanxess Arena de Colonia con la defensora del título, España. En un partido muy tenso y marcado por la polémica, arrebataron la corona que los hombres de Juan Carlos Pastor habían conquistado dos años antes en Túnez (25-27). Seis años después, ambas selecciones vuelven a cruzarse en cuartos, pero con las tornas cambiadas. Los Hispanos confían en que el pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza ruja a partir de las 19.00 horas (Teledeporte) con la misma fuerza que lo hicieron hace seis años las 20.000 almas que caldeaban el infierno alemán.

UN MAL RECUERDO "Sabíamos que hiciéramos lo que hiciéramos íbamos a perder", comenta Pastor, que en cuatro años como seleccionador solo cayó en esa ocasión ante los alemanes. "Es la única vez que el balonmano por fuera ha ganado al balonmano por dentro. Ellos intentaron destruir nuestro juego con el pivote ayudados por la permisividad de la pareja noruega, pero, pese a ello, conseguimos meternos en el partido". Pero a la hora de la verdad, una serie de decisiones de los colegiados dieron al traste con sus esperanzas. "Después, en las semifinales, volvieron a hacer el lío a los franceses, que también se quejaron del arbitraje. Habían montado un Mundial para ellos y tenían que llegar a la final". Aquel triunfo popularizó aún más el balonmano en Alemania y contribuyó a convertir a la Bundesliga en la mejor Liga del mundo.

De aquel soberbio bloque solo se mantienen en el duro pivote Oliver Roggisch, el veloz Dominik Klein y el central Michael Haass. En la Alemania actual no hay grandes nombres que inspiren miedo, pero sí un bloque compacto que ha ido creciendo. Tras ser sorprendida por Túnez, la escuadra ha ido afianzándose, sobre todo después de la sorprendente victoria ante Francia, que le permitió terminar primera de grupo.

El objetivo de ambos es plantarse el viernes en el Sant Jordi para disputar las semifinales. El ganador se encontrará allí con el vencedor del Rusia-Eslovenia.