Son ya ocho años sin un título, pero el waterpolo español ha demostrado que es capaz de reconstruirse después de una época que no pudo ser más dorada. En el quinto año de la nueva etapa, en el quinto año de Rafa Aguilar al frente de la selección, el equipo español tiene hoy la oportunidad de conquistar su tercer título de campeón del mundo, ocho años después de Fukuoka (2001) y 11 años después de la última gran aportación de Manel Estiarte, con el Mundial de Perth de 1998. De aquel año solo queda un jugador en la selección, el hispanocubano Iván Pérez, el gran boya y capitán de 38 años que hoy intentará colaborar en derribar a la temible Serbia en la final de Roma (21.00 horas).

Una larga rivalidad, con Serbia, que ha deparado alegrías por los dos lados. España la derrotó en este mismo Mundial, en el primer partido de la fase de grupos, por 11-9. También la batió (por penaltis) por la medalla de bronce en el anterior Mundial, el del 2007 en Melbourne. Pero Serbia ganó la final de los Juegos Mediterráneos del mes pasado en Pescara y, sobre todo, apartó a España de las medallas en los Juegos Olímpicos de Pekín-2008.