España 59: (22+12+15+10) Calderón (15), Fernández (5), Jiménez (5), Reyes (5), Pau Gasol (14) -cinco inicial-, Garbajosa (8), Marc Gasol (5), Mumbrú (-), Navarro (-), Cabezas (2), Sergio Rodríguez (-) y Berni Rodríguez (-).

Rusia 60: (11+20+15+14) Holden (8), Samoylenko (-), Khryapa (7), Kirilenko (17), Savrasenko (10) -cinco inicial-, Pashutin (3), Padius (-), Monia (3), Ponkhrasov (8) y Morgunov (4).

Arbitros: Zavlanos (GRE), Belosovic (GRE) y Sotulovic (MNE). Excluyeron por personales a Khryapa (m.36).

Incidencias: Final del Europeo 2007 en el Palacio de los Deportes de Madrid ante 15.500 espectadores. Los Príncipes de Asturias, Don Felipe de Borbón y Doña Letizia, junto con el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, en el palco.

España murió en la orilla y cedió una medalla que parecía hecha a su medida. Un mazazo muy difícil de digerir para un equipo que entró fundido en el tramo final del choque decisivo. El cortocircuito que le sobrevino a los hombres de Pepu aupó a un rival que estuvo siempre a remolque. Solo en el tercer cuarto acertó a ponerse por delante en pleno desplome español. Pau Gasol tuvo el último balón para dar la vuelta al encuentro, pero la pelota no quiso entrar. Fue como si el destino hubiera tendido una trampa a un equipo diseñado para el oro.

De poco le valió a España recuperar su estilo con una puesta en escena que respondía a lo que se ventilaba en el choque. La selección española arrancó bien. Volvió a ser fiel a sí misma y tuvo las mismas buenas sensaciones de sus mejores tardes. Recuperó sus virtudes y se apartó de los vicios cometidos en la semifinal ante Grecia. Si ese día fue un martirio, ayer parecía que la selección volvía a divertirse. Y cuando eso sucede suelen llegar grandes cosas. El primer punto de divertimento llega por la defensa. Por ahí abrió brecha la selección en el primer cuarto.

El 15-4, en el minuto 5, presagiaba cosas positivas. Calderón solo miraba al aro desde la línea de tres puntos y el primer cuarto se cerraba con 22-11. España doblaba a Rusia sin que Pau Gasol necesitara estrenar su casillero. Pero es que ni la zona de Rusia frenó el acierto español. Un triple de Calderón llevó a David Platt, técnico del cuadro ruso, a abandonar la idea.

ATASCO ESPAÑOL La borrachera de triples continuó en el segundo cuarto. Hasta 7 convertidos de 15 lanzados. Tal fue la obsesión por buscar esa línea que todo lo que sumó España en el segundo acto fueron triples (4). Sin embargo, los hombres de Pepu se encargaron de hacer lo mejor y lo peor. Apareció Savrasenko para acompañar a Kirilenko en la faceta anotadora y España comenzó a sufrir. Entró en una fase de aceleración y llegó el atasco y Rusia creció, entre otras cosas, porque no tenía más remedio viendo la palidez de su rival. Para los de Pepu, la cosa no caminaba por una senda natural. La primera canasta de Pau Gasol se produjo en el minuto 18 y fue un triple. Algo no funcionaba bien.

Al descanso se llegó con un inquietante 34-31. Para entonces, España había dejado claro que si ante Grecia hubo que picar piedra, ayer le esperaba una cantera. Dos triples de Calderón parecieron reflotar la nave roja, pero la artificialidad se apoderó de nuevo de la selección nacional.

NAVARRO, EN BLANCO Pau fallaba un mate claro, Calderón un triple y Navarro pasaba desapercibido. El exazulgrana no anotó un solo punto en todo el choque. Ver para creer. Quizá por ahí llegó el tremendo apagón en el tercer cuarto, al que se llegó con el 49-46. Y menos mal que los jugadores rusos parecían juveniles bajo el aro español.

Con todo eso, a España se le clarearon las ideas. De pronto le vino todo el esfuerzo físico y mental desde la preparación del torneo hasta la final. No es normal que este equipo falle 11 tiros libres (15 de 26). Demasiado peso para un equipo al que ya se le había colgado el oro y que salía a la pista con un peso extra. Eso se acrecentó en el último período, en el que Holden adelantó a su equipo por primera vez (49-51). Todavía sacó la raza el equipo español para abrir una ligera esperanza: 59-54, a menos de dos minutos para el final. Esa renta parecía un tesoro, pero un balón perdido por Jiménez y otro por Pau puso las cosas en 59-60 tras dos puntos de Holden. Con dos segundos por delante, el lanzamiento desesperado de Gasol murió en el aro, como las esperanzas de España.