BIELORRUSIA: Feschanka; Vasilyeu (2), Kurchev (5,2p), Babichev (2), Tsitou (-), Harbok (2) y Brouka (6, 2p) -equipo inicial- Kraynov (ps), Pukhouski (8), Klimavets (-), Gromyko (4), Karshakevich (-), Ubozhanka (1) y Usik (1).

ESPAÑA: Hombrados; Rocas (11, 6p), Belaustegui (-), Chema Rodríguez (3), Alberto Entrerríos (9), Davis (-) y Garabaya (1) -equipo inicial- Sierra (ps), Raúl Entrerríos (2), Juanín García (1), Ortega (3), Aguinagalde (3), Asier Antonio (-) y Ruesga (3).

ARBITROS: Olesen y Pedersen (Dinamarca). Expulsaron con tres exclusiones al jugador de Bielorrusia Kurchev (m.52).

La selección española sigue viva y puso un pie en la segunda fase, tras imponerse por 31-36 a Bielorrusia, en un encuentro en el que si bien volvió a demostrar que todavía se encuentra lejos de su mejor nivel, la buena actuación de Rocas y de los hermanos Entrerríos le permitió ganar.

Pese a la trascendencia del choque, el equipo español volvió a salir igual de impreciso que acabó el partido inaugural ante Hungría, con fallos en ataque y defensa, que permitieron a los bielorrusos tomar de partida la delantera en el marcador (3-1).

El fracaso del 6-0 defensivo español permitía lanzar con comodidad a su rival, y los fallos en los pases en los lanzamientos y pases posibilitaban correr a los veloces Brouka y Vasilyeu para situar a los eslavos con un preocupante 10-8 en el tanteador. Pero cuando peor pintaba para el equipo nacional, con un jugador menos por la exclusión de Davis, llegó la reacción de los de Juan Carlos Pastor, una parada de Sierra a lanzamiento de penalti, y tres goles consecutivos de Mariano Ortega, Albert Rocas y Chema Rodríguez situaban a los veintidós minutos a España por primera vez por delante (12-14).

El cambio a la defensa 5-1 pareció asentar definitivamente al cuadro español, pero los errores ofensivos impedían a la selección, una y otra vez, acabar de romper definitivamente el duelo a su favor, como evidencia el 15-18 del descanso.

Tranquilidad ofensiva que llegó con la dirección del juego por parte del Raúl Entrerríos, que con sus movimientos y penetraciones encontró los huecos necesarios para que su hermano Alberto distanciará al equipo español (16-21)

HACIA ADELANTE Un hueco que únicamente las exclusiones sufridas por el conjunto nacional en los siguientes minutos impidieron que se hiciera ya casi definitivo para España, que de la mano de los hermanos Entrerríos y de un José Javier Hombrados, ya totalmente recuperado, se escapaba cada vez más y más en el marcador.

Hasta llegar a una renta de siete goles (21-28) en el ecuador de la segunda mitad, que ya le permitió vivir, pese al empeño de los bielorrusos, con cierta comodidad hasta el final del encuentro, unos minutos que sirvieron para contemplar el debut en una gran competición internacional de Carlos Ruesga.