España: Rudy Fernández (12), Ricky Rubio (8), Navarro (18), Garbajosa (14) y Marc Gasol (22) -equipo inicial-, Felipe Reyes (10), Raúl López (7), Claver (1), Vázquez (5), Llull, Mumbrú y San Emeterio (4).

Nueva Zelanda: Penny (21), Vukona (6), Jones (15), Kench y Pledger (4) -equipo inicial-, Tait (5), Fitchett (3), Abercrombie (19), Cameron (3), Anthony (1), Frank (7) y Bradshaw.

Arbitros: Jorge Vázquez (PUR), Borys Ryzhyk (UKR) y Heros Avanesian (IRI). Sin eliminados.

Marcador por cuartos: 28-19, 48-44, 77-63 y 101-84.

Incidencias: Partido correspondiente a la segunda jornada del grupo D, con sede en Esmirna, del Mundial de baloncesto que se está disputando en Turquía y que concentró en el pabellón Halkapinar a 7.200 espectadores.

Los jugadores de la selección nacional abandonaron ayer la cancha con una sonrisa dibujada en la boca. Y esa es la mejor señal de que las aguas vuelven a su cauce después del decepcionante debut vivido ante Francia. En apenas 24 horas, España ha recorrido el camino que le acerca un poco más a su imagen real, aunque enfrente el rival, Nueva Zelanda, no pueda incluirse entre las grandes potencias.

En cualquier caso, España ventiló el encuentro con profesionalidad, con momentos brillantes, encontrándose mucho más a gusto sobre la cancha que en la víspera, aunque también acusando altibajos y, por supuesto, evidenciando algunas lagunas que tendrá que tapar a lo largo del campeonato (concedió 20 rebotes ofensivos a su rival, una cifra descomunal).

El perfil, en fin, fue más reconocible frente a un rival pegajoso, de esos que no da un balón por perdido e incordian hasta el final. Apareció Navarro, también lo hizo Marc Gasol (22 puntos y 4 rebotes sin mostrarse egoísta) y sobre todo aparecieron Rudy, uno de los jugadores que más falta le hace a este equipo, y Garbajosa. Con esa argamasa, España edificó un triunfo consistente, que le reforzará y le permitirá afrontar hoy el día de descanso con bastante más confianza en sus fuerzas.

Fue solo un paso en el largo camino que se vislumbra en este Mundial cargado de emociones y sorpresas, como la derrota de ayer de Serbia ante Alemania tras dos prórrogas. Pero al menos fue un paso adelante porque hasta el descanso, la selección dejó en el aire algunos interrogantes. Sobre su consistencia defensiva y sobre su solidez para cerrar el rebote, por encima de todo. Sorprendió, además, que lo hiciera porque su inicio fue poderoso. Durante unos minutos prodigiosos se reconoció el campeón del mundo (21-8, m. 5) sobre la cancha. Fue un torbellino, con algunas acciones para el vídeo como un aley-oop de Rudy.

PROBLEMAS DEFENSIVOS Con esa salida pareció borrar de un plumazo las malas sensaciones de la derrota en el debut. Pero toda la intensidad que puso de salida, pareció venirse abajo acto seguido por culpa de un agujero defensivo que aprovecharon Penney (16 puntos al descanso) y el secundario Abercrombie (13 puntos) para cambiar la dinámica del encuentro y devolverle el equilibrio (44-40).

Tras regresar del vestuario, el conjunto de Scariolo pareció entender el aviso y en solo dos minutos, firmó un parcial de 13-2 que dejó las cosas mucho muy claras acerca de las diferencias entre uno y otro rival.

Y aunque Nueva Zelanda aún intentó devolver el golpe cara, España zanjó la cuestión llevando su ventaja hasta los 25 puntos (93-68) sin dejar de hacer rotación, un signo más de que este equipo ya está en marcha, tras el caos del primer día.