La ensaladera de plata deberá esperar un día más. El G-3 optó por reservar todas las energías para hoy y dio descanso a Rafael Nadal en el partido de dobles que debía jugar junto a Tommy Robredo contra los hermanos Bob y Mike Bryan. En su lugar los capitanes españoles decidieron dar entrada a Juan Carlos Ferrero y la pareja española perdió el partido en 1 hora y 39 minutos por un contundente 6-0, 6-3 y 6-2.

Fue un nuevo golpe de efecto meditado y que no debe variar el resultado final. Carlos Moyá tendrá hoy su oportunidad para ganar el punto decisivo ante Andy Roddick (12.00, TVE-1). Si no lo consigue, y no hay más sorpresas, Rafael Nadal tendrá la misión de jugarse el quinto punto ante Mardy Fish.

Los capitanes españoles optaron ayer por darse un respiro para tener a sus cuatro jugadores frescos para la batalla final. "Lo importante es ganar la Copa Davis, aquí sólo vale el equipo. Vamos 2-1, estamos muy motivados y queremos ganar. Me gustaría que lo viérais verde en lugar de negro", soltó Jordi Arrese en la conferencia de prensa antes de que Ferrero pudiera contestar una pregunta dirigida a él y en la que le preguntaron: "¿Quién te ha embarcado en este partido?".

APOSTAR MIL EUROS La elección de Ferrero sorprendió al propio jugador cuando se lo propusieron la noche del viernes. "La mayor desilusión me la llevé al no jugar el primer día, pero soy una persona que nunca se esconde y que haría cualquier cosa por España", recalcó, a pesar de ser consciente de que ante los Bryan iba directo al matadero. La intención del G-3 con esa polémica elección, según comentó Arrese, era conseguir que "Juan Carlos se implicase más en la final".

El punto del doble se consideraba casi perdido desde que se supo que España iba a jugar contra Estados Unidos. Todo va según los planes previstos, a pesar de que España dio la impresión de regalar un punto con demasiada facilidad. "Desde un principio contábamos con ganar dos puntos a Fish y uno a Roddick y vamos camino de lograrlo. Igual incluso ganamos antes", valoró Arrese.

Lo cierto es que la presencia de Nadal habría cambiado posiblemente la situación. "Todos hubiérais apostado mil euros en contra nuestra jugara quien jugara, ¿no? De lo que se trata es de ganar tres puntos y poder acabar el sábado con 2-1 a nuestro favor es una garantía", dijo Robredo, apoyando la decisión del G-3. Ferrero también defendió el cambio en sus declaraciones. "Soy uno más del equipo", afirmó, aunque destacó que estaba a punto para jugar hoy. "La mano la tengo bien desde hace días", comentó. De todas formas no parece que el valenciano sea el elegido para disputar el último partido, si hay que jugarlo.

El G-3 confía en que Moyá logre el punto que falta para celebrar la segunda Copa Davis de la historia. El mallorquín tendrá la clara oportunidad de conseguir ese triunfo que se ha convertido en una obsesión desde que se quedó a última hora fuera del equipo en la final del 2000 en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

LA HORA DE MOYA En su entorno todos esperan que esta vez pueda demostrar que es un jugador de Copa Davis y el estadio de La Cartuja, que ayer volvió a llenarse con 27.000 personas, pero que no pudo celebrar la fiesta, debería ser el escenario perfecto para el baño de gloria con el que sueña cualquier tenista.

Moyá tendrá todo lo que da valor a una victoria. Un momento histórico único y un rival que no le pondrá las cosas fáciles. Roddick no está dispuesto a marcharse de vacío de Sevilla y está dolido tras su sorprendente y rotunda derrota del viernes frente a Rafa Nadal. Ese será el gran peligro. El estadounidense pretende igualar la eliminatoria, aunque casi nadie da un céntimo por su amigo Fish en el último partido, en el que se medirá, si no hay más sorpresas, al propio Nadal.