La selección española regresa a la ciudad donde inició el camino hacia la gloria de la Eurocopa, Innsbruck, para echar a andar hacia un nuevo reto, el Mundial de Sudáfrica, con un amistoso ante Arabia Saudí (18.00 horas, TVE-1) en el que Vicente Del Bosque comenzará a probar variantes.

A tan solo 20 kilómetros de Neustift, el pequeño pueblo donde se gestó el éxito de la Eurocopa, y en el estadio nuevo Tívoli, donde venció los dos primeros partidos a Rusia (4-1) y Suecia (2-1), España afronta su primer test, con el cartel de favorito colgado por su inmaculada fase de clasificación mundialista.

Del Bosque piensa en hacer jugar a todos sus futbolistas y lamenta que la FIFA solo permita cinco cambios. Su deseo era que ningún jugador disputase los 90 minutos, pero habrá seis internacionales que tendrán que hacerlo. Entre ellos no estará Fernando Torres, recién recuperado de su lesión, pero si confía en disputar unos minutos Cesc Fábregas, dos meses después de fracturarse el peroné.

UN SOLO PUNTA La ausencia de Torres, que ya se entrena con el grupo y podrá jugar el segundo amistoso, permite a Del Bosque jugar con cinco centrocampistas y un solo delantero. En principio apostará por los jugones en el centro del campo y Villa como referente ofensivo.

La primera sorpresa puede llegar en el lateral izquierdo. Capdevila llegó justo de fuerzas a la recta final de la temporada y de inicio comenzará jugando Arbeloa. Con Busquets en el centro del campo de pivote, por delante suyo se juntarán Xabi Alonso, Xavi Hernández, Iniesta y Silva. Pura magia.

Durante el partido tienen opciones de debutar dos jugadores que se subieron al carro mundialista a última hora: Javi Martínez y Pedro Rodríguez. Menos opciones tiene Víctor Valdés. La primera semana ha servido para que Del Bosque deje claro que respeta los galones. De momento es el tercer portero.

En la selección de los récords, Marchena puede hoy sumar uno más. Si juega y la Roja no pierda, superará al brasileño Garrincha, al sumar 50 encuentros sin perder con la selección. No será difícil, pues el rival, Arabia Saudí, no asusta demasiado.