No lleva buena cara Oscar Freire en este Tour. Podía haber ganado la etapa del Tourmalet si su equipo, un Rabobank extraño y hasta algo descompuesto, hubiese tirado con más energía e interés en el afán por capturar la fuga. Le sucedió igual el jueves. Y ayer, por si fuera poco, ver para creer, recibió el impacto de un perdigón en la pierna. Cuál fue la sorpresa de Freire ayer, mientras ascendía la cumbre de Platzerwasel, el puerto de primera de la etapa. Observó cómo un espectador sacaba una pistola de aire comprimido y sin razón aparente disparó dos perdigonazos apuntando al pelotón. Uno dio en la pierna de Freire y el otro fue a parar al cuerpo de Julian Dean, del Garmin. Un susto monumental para el corredor cántabro.