Exactamente igual que hace cuatro años, con el liderazgo del cacereño Javi Sánchez. La selección española de fútbol sala, tras su triunfo de ayer ante Egipto por 7-0, ha completado la primera fase del Mundial 2004 siguiendo la misma trayectoria que le condujo al título universal en Guatemala: como campeona de grupo, invicta e imbatida (19 goles a su favor y ninguno en contra).

En la edición anterior, los hombres que dirige Javier Lozano se alzaron triunfantes ante Argentina, Cuba e Irán, sus adversarios en la ronda preliminar. Y, en esta ocasión, tampoco ucranianos, taiwaneses ni egipcios lograron marcarle.

A la selección española le bastaba ayer un empate para asegurarse el liderato final del grupo y esquivar a Brasil en la siguiente ronda. Pero su ambición fue mucho más allá y barrió a su rival.

Nada se nota

La nueva generación de futbolistas españoles está respondiendo a las expectativas y se está poniendo al nivel de Guatemala. Ni la baja del extremeño --ya retirado-- ni de Paulo Roberto, otro de los históricos, ni tampoco la presencia de la gran estrella, el hispano-brasileño Daniel, han restado un ápice del poder del cuadro de Javier Lozano. El seleccionador tenía en el ahora director deportivo del Playas de Castellón y ejecutivo de Macer su líder, hasta el punto de que incluso le llegó a consultar tácticas a emplear. Ahora no le tiene, pero el resultado es, de momento, el mismo. El espíritu de Javi Sánchez aún está muy vivo.