Es un espíritu inquieto. No parece parar nunca. Como emprendedor, Javier Cano, además de un negocio del producto estrella del Jerte (Cereza Wall), desde hace tres meses ha montado, junto a su hermano, un gimnasio con rocódromo en Plasencia con un diseño espectacular y con material escogido por ellos mismos, incluso una plataforma "que vi en Estados Unidos y dije: ésta me la llevo", vino a pronosticar. Y así lo hizo, evidentemente.

"Hasta el alicatado o la fontanería lo hemos hecho nosotros", relata orgulloso este joven que vive en Cáceres, en el Centro de Tecnificación de la Ciudad Deportiva, como un deportista más. Allí se concentra y convive junto a otros especialistas en diferentes disciplinas.

Referencia

El mismo reconoce el ingente trabajo que se está haciendo, por ejemplo, con la natación, con resultados tan espectaculares como los conseguidos por Fátima Gallardo, Miguel Navia o César Castro, estos dos últimos olímpicos en Río. El espera que su sueño olímpico, desde luego no el único, se cumpla definitivamente en Tokio.

¿El tiempo? Para él parece que debería durar el día al menos 48 horas pero, oh milagro, parece llegar a todo, incluso a conducir camiones para repartir mercancía en cualquier punto de España.

Además de la ayuda de los suyos, esa que nunca olvida y que lleva en el corazón, Cano y sus excelentes resultados como competidor, además de su propio y contagioso espíritu, han hecho que diferentes instituciones y empresas se hayan fijado en él especialmente en forma de un patrocinio que le sirve para desarrollar su pasión: además de la Fundación Jóvenes y Deporte de la Junta, Adidas, Boreal, Fixe, Clainsking y Rokodromo le sustentan para poder cumplir un sueño.