Lejos quedan las siete carreras que enlazaron el primer Campeonato del Mundo de F-1 en 1950: Gran Bretaña, Mónaco, EEUU, Suiza, Bélgica, Francia e Italia. Desde entonces, la cifra no ha cesado de crecer. La F-1 celebra por todo lo alto este fin de semana en Bahréin su 60º cumpleaños, y lo hace con una temporada de 19 carreras, algo que solo había sucedido en la campaña del 2005.

Nadie se atreve a hacer pronósticos, claro, pero Fernando Alonso, nueva estrella de Ferrari, está convencido de que "la diferencia la marca la cabeza". Y lo explica así: "Hay pilotos que utilizan el 93% de su talento y otros el 97%. El de nosotros que consiga el 99% en las 19 carreras, será el nuevo campeón del mundo".

Ocho meses separan la primera carrera de la última en Abu Dabi, el 14 de noviembre, 245 días en los que las escuderías no cesarán de evolucionar los monoplazas a pesar de la prohibición de hacer entrenamientos privados, 32 semanas para decidir el campeón a pocos días del inicio del próximo invierno. "Será una temporada larga y dura", vaticina Michael Schumacher. "Pero yo amo esa lucha, por eso he vuelto", añade.

Y es muy probable que buena parte del título se decida en los ordenadores y simuladores, en el túnel de viento de la sede de cada equipo. El título será para quien empiece bien y sepa progresar a lo largo de tantos meses. Los 15.000 kilómetros de pretemporada que ha realizado cada equipo han llenado las bases de datos para procesar y aprovechar el resto del año. Más o menos coincidentes, las escuderías tienen un plan de trabajo que define las diversas fases del calendario. Fases, momentos, en los que el equipo presenta las distintas evoluciones con las que intentan mejorar el rendimiento de su bólido a lo largo de ocho meses.

El arranque formado por los grandes premios de Bahréin, Australia, Malasia y China deja lugar a poco más que no sea competir con un coche casi idéntico en las tres carreras. Se trata de cuatro grandes premios para ver dónde está cada cual, sin apenas posibilidades de evolucionar el coche, sin poder copiar a los rivales, en cuatro circuitos muy diferentes.

ESTO ES LO QUE HAY "Todos sospechamos", dice el campeón Jenson Button, ahora en McLaren, "que hay varios equipos capaces de empezar a despuntar en este arranque, pero todo el mundo deberá de mostrar sus fuerzas ya sin esconder estrategias". El GP de China, última cita de la primera fase, puede ser escenario de las primeras mejoras, aunque en la mayoría de los equipos ese primer gran cambio llegará con el desembarco en Europa, en el Gran Premio de España. Montmeló es un circuito tipo. Dicen los ingenieros de fórmula 1 que el coche que va bien en Barcelona irá bien en la mayoría de los circuitos del Mundial. Es el gran juez.

En Barcelona comienza el bloque europeo, solo interrumpido por el regreso del Mundial a Canadá. Ocho carreras en el Viejo Continente definirán los tres o cuatro candidatos al título antes del esprint final. A esas alturas, algunos de los pilotos favoritos habrán cometido ya errores.

Bélgica e Italia pondrán fin al periplo europeo de donde saldrán los candidatos para decidir el título en un carrusel final de cinco carreras, tres continentes, horarios dispares, climatología diversa, carreras de mañana, tarde y noche. Circuitos urbanos como Singapur o Abu Dabi, tremendamente exigentes como Suzuka o Interlagos, o uno nuevo como Corea. Y ahí llegarán las últimas evoluciones robándole tiempo, personal y recursos al coche del 2011 entre los dos o tres equipos que pelearán hasta el final por la victoria total. Y el 14 de noviembre acaba todo.