Isidre Esteve está listo para regresar al Rally Dakar, ocho años después. El piloto del KH-7 Rally Team tiene muchas ganas de empezar la aventura, el próximo 2 de enero, en Asunción (Paraguay), conduciendo un poderoso Mitsubishi, con los mandos adaptados al volante. Por delante le espera «el rally más duro de los últimos años, durísimo» --dice--, con más de 9.000 kilómetros repartidos en dos semanas por Paraguay, Bolivia (seis jornadas a más de 4.000 metros de altura) y Argentina, juntoa su copiloto Txema Villalobos.

Esteve reconoce que «este es el proyecto de la ilusión, el Dakar de la ilusión y solo hay un premio, una conquista, un título y es acabar». «Hemos preparado el Dakar muy bien, con dos carreras, varios tests y muchas horas de trabajo. Llegamos en las mejores condiciones posibles para disfrutar de una gran experiencia», reconoció un entusiasta Esteve, que agradeció la ayuda de KH-7, Repsol y Onyx Seguros «pues sin ellos no hubiese podido prepararme para intentarlo».

Esteve, que perdió la movilidad de las piernas en marzo de 2007 en un accidente compitiendo, ha terminado hablando de su secreto para tratar de conseguir llegar a la meta. «La clave de mi regreso al Dakar ha sido el cojín inteligente. Este dispositivo es primordial porque me aporta la tranquilidad de poder estar sentado todas las horas necesarias al volante, sin sufrir daños en la piel como me pasó hace ocho años con las úlceras en los glúteos. Hasta ahora me costaba concentrarme en la competición por motivos de salud y eso ya es historia gracias al cojín inteligente».

Esteve aseguró a Efe que hay que dejar de comparar el Dakar de África con el de Sudamérica porque son «muy diferentes», aunque él prefiere el del continente africano porque «tiene muchos sabores» y la competición esta «llena de aventura».

«La preparación para esta edición es mejor que en el 2009. En aquella ocasión hacía justo un año y medio de mi lesión y en aquel momento había más ilusión que serenidad en tomar la decisión. Me propusieron ir al Dakar y naturalmente lo acepté. La experiencia es un grado».