Sin estar del todo bien, es un jugador decisivo. Basta la prueba del Milan y aquel gol de genio para demostrarlo. Desde entonces, los elogios le llueven desde todos los rincones del mundo. Sin estar al nivel galáctico de hace un año, Ronaldinho resulta una pieza imprescindible. "Es fundamental para nosotros", recordó Rijkaard al principio, cuando la estrella tenía dañado el tobillo derecho. Pero el técnico, agradecido por lo que dio en la pasada temporada, no tuvo ni un reproche para el brasileño. Nadie puede tenerlo. Ni siquiera el club. "Gracias a Ronaldinho se le ha dado la vuelta al club en un año", confesó Sandro Rosell, el vicepresidente deportivo. El hombre que lo trajo. "Lo que nos ha dado no se puede pagar, es brutal", añadió el directivo, convencido del efecto de atracción que ha tenido el astro brasileño sobre todos.