Dani Alves encendió ayer no solo las redes sociales sino al barcelonismo con su aparición en Instagram pretendiendo ser su novia, Joana Sanz, e impostando la voz. Disfrazado con una peluca, parecía ridiculizar la eliminación azulgrana en la Champions contra el Atlético de Madrid. El presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, salió en su defensa. Muchos otros seguidores, en cambio, expresaron su contrariedad por las redes sociales. El sentido del humor y el sentido del oportunismo parecen colisionar en esta polémica que no tiene visos de que vaya a salirle gratis al extrovertido lateral.

"¡Hola! Soy Joana Sanz. Quiero mandar mucho ánimo a mi cariño que está muy triste. Pero, cariño, es solo un partido de fútbol. No pasa nada, la vida sigue. Tú vales mucho más que esto, ¿Vale? Te amo mucho. Te quiero mi amor ¡Te quiero!", decía el defensa azulgrana en ese sorprendente mensaje. Alves fue sustituido por Luis Enrique en la última media hora del duelo en el Calderón, reemplazado por Sergi Roberto.

Las críticas le llovieron de todas partes. Por, aparentemente, banalizar la derrota, faltar al respeto a los aficionados más compungidos y por el contraste con las lágrimas vistas el día antes a Andrés Iniesta. Bartomeu trató de desdramatizar la situación.

"Hay varias formas de mirarlo. Una de ellas es que seguramente los jugadores ya han superado el trago del miércoles y volvemos a ser positivos y a reír y a hacer bromas, que es lo que toca. Pero hay socios que se han sentido ofendidos porque están sufriendo", ha dicho el máximo mandatario azulgrana en el foro Barcelona Tribuna.

Joana Sanz, la novia de Dani Alves, ha salido en defensa cerrada del lateral del Barça. Utilizando la vía de Instagram, la misma red social por la que ha difundido Alves su polémico vídeo con peluca, la joven modelo tinerfeña se ha despachado a gusto contra los críticos.

Con un texto a medio camino entre la autoayuda y la diatriba más furibunda, escribió: "Si todo el mundo tuviera tu filosofía de vida, serían más felices. En las derrotas no se acaba el mundo, señores... Compadeciéndose no se va a más que un pozo de lamentos, lo menos que necesitamos es machacarnos psicológicamente mirando atrás, mirando lo que pudo haber sido y no fue".