El belga Philippe Gilbert (Deceuninck Quick Step), un clásico entre los clásicos, dejó su sello en Bilbao con una victoria en solitario en la duodécima etapa, que salió de Los Arcos (Circuito de Navarra) y llegó a la capital de Bizkaia tras cubrir 171,4 kilómetros, en la que el esloveno Primoz Roglic (Jumbo Visma) mantuvo el jersey rojo de líder.

Gilbert, de 37 años, es un maestro en clásicas, y de ese modo resolvió su sexto triunfo en la Vuelta. Un ataque contundente en las rampas del Alto de Arraiz, a 7 kilómetros de meta, fue suficiente. Abrió un pequeño hueco y aguantó hasta cruzar la meta señalando con los dedos el número 10, que son las victorias que lleva en las grandes (6 Vuelta, 3 Giro y 1 Tour). Marcó en meta un tiempo de 3h.48.18, dejando con la miel en los labios, a 2 segundos, al dúo español compuesto por el guipuzcoano Alex Aranburu (Caja Rural Seguros RGA) y el aragonés Fernando Barceló (Euskadi Murias), impotentes para echar el lazo al campeón belga.

Poco a poco fueron pasando por la meta en la Gran Vía de Bilbao los componentes del grupo de escapados del día, mientras que el grupo de favoritos cerraba el día previo a Los Machucos a 3.02 minutos. No hubo batalla en las tachuelas del final de etapa. Tan solo un tímido ataque de Supermán López que no fue a ningún sitio. El Jumbo de Roglic controló la etapa conforme a sus intereses.

Para hoy espera el ‘martirio’ de Los Machucos, la cima cántabra que destrozó la moral de Chris Froome en 2017. Por eso hubo ahorro de fuerzas en la jornada vasconavarra. Roglic mantuvo la ventaja de 1.52 sobre Alejandro Valverde, mientras que ‘Supermán’ López es tercero a 2.11, Nairo Quintana cuarto a 3.00 y Tadej Pogacar quinto a 3.05.

El ritmo de inicio fue frenético y así fue difícil que se formara una escapada fácilmente. El pelotón no dio licencia para las aventuras hasta el kilómetro 65, cuando se marcharon para no volver 14 corredores. Nada trascendente para el final.