Los guantes de Oliver Kahn esconden las arrugas futbolísticas de un portero que llegó a pensar que era una máquina. En los dos últimos años, desde que se le escurrió un disparo de Rivaldo en la final del Mundial en Yokohama, este guardameta de 35 años ha perdido la fiabilidad y solvencia que le caracterizaban, un evidente signo de que el tiempo no respeta a nadie. Ni siquiera a uno de los más grandes porteros de la historia del fútbol. En esa eterna batalla, ni Kahn ni otros veteranos quieren perder, pero en Portugal se enfrentan, tal vez, al último gran torneo de su vida.

Se verá, por ejemplo, si la llama del fútbol aún perdura en Zidane, no tanto por la edad (cumplirá 32 años el día 23) sino por el inhumano desgaste que ha soportado en el último lustro. O se sabrá si tantas lesiones, y tan seguidas, han arrinconado definitivamente a Del Piero, quien ni siquiera ha alcanzado la treintena (tiene 29 años) o si el producto Beckham ha terminado devorando al futbolista. Curiosamente, el inglés tiene la misma edad que el italiano (29), aunque da la sensación de haber gastado mucha más energía fuera que dentro del campo, con tanta portada de revistas, anuncios publicitarios y giras comerciales. Ahora, tras un año gris en el Madrid en el que ha visto más tarjetas que goles ha marcado, no se sabe si el inglés corre por la banda derecha o trota sin sentido.

Para todos ellos se trata, aunque no lo parezca, sobre todo en el caso de Beckham y de Del Piero, de la última oportunidad. Es verdad que hay otros veteranos ilustres (el ruso Mostovoi tiene 35 años, el portugués Fernando Couto, 34, y hay una generación de holandeses, nacidos en 1970, como Cocu, Frank de Boer y el meta Van der Saar) que agotan sus últimos días. Pero no tienen la cuenta pendiente de Zidane. Hasta él ha reconocido que ha sido un año malísimo. "Se entrena como se juega. Y yo entreno mal", llegó a decir hace un par de meses el centrocampista francés, arrastrado por la crisis del Madrid. En ese período se ha visto el otro rostro de Zidane. El jugador desquiciado, que también pega patadas.

El último tren

Con Francia, no vale ese registro. Sabe Zidane que es el último tren en el que viajará con comodidad y tranquilidad. Con dificultades llegará al Mundial 2006 de Alemania. Por eso, Portugal es la estación definitiva, el país elegido para completar un palmarés de ensueño: un Mundial y dos Eurocopas en los últimos seis años. Lo que con el paso del tiempo será conocido, sin duda, como la era Zidane. Pero para ello debe ganar porque la última gran imagen universal de Zidane es la lesión que le impidió jugar los dos primeros partidos del Mundial y forzó lo nunca visto para reaparecer en el último contra Dinamarca, el de la frustración.

¡Qué decir de Kahn! El mejor portero del mundo. ¿Hasta cuándo? No hay una clasificación oficial, pero las manos del alemán ya no atrapan los balones. De repente, la pelota le esquiva, le engaña y le deja en evidencia. Hay pruebas que no dejan lugar a dudas. La final de Yokohama tras un Mundial espectacular que acabó en un mar de lágrimas, la eliminación en la Champions ante el Madrid y la debacle del Bayern en la Bundesliga en un año negro en el que no ganó nada. Al contrario. Ha perdido tanto que Kahn busca un refugio lejos de Múnich.