Hay deportistas que nunca dejan de asombrar, personas a los que los teóricos límites impuestos por la naturaleza no parecen afectarles. Uno de ellos es indudablemente el carismático Jiri Okac, pívot checo de 42 años que, tras formar parte decisiva del Cáceres CB y el Plasencia en distintas etapas, sigue jugando a gran nivel en el Autocid Burgos, de la Liga LEB.

Pese a las lesiones que hace un par de temporadas le llevaron incluso a anunciar su retirada, Okac, desde la atalaya de sus 2,17, sigue impartiendo lecciones a alto nivel. La última, en la derrota burgalesa en León el sábado (81-77), cuando anotó 15 puntos y capturó 10 rebotes en 20 minutos en pista. En la primera jornada de la LEB también brilló (8 puntos y 6 rebotes en sólo 10 minutos), con victoria del Autocid --debutante en la segunda categoría del baloncesto español-- por 81-70 ante el Gijón.

Conexión extremeña

El artífice de su regreso a Burgos --uno de los equipos en los que militó tras ascender a la ACB con el Cáceres en 1992-- es Ñete Bohigas, que ya le dirigió en sus dos equipos extremeños. La apuesta por un jugador tan veterano no era fácil. "El me dijo que estaba bien físicamente y confío mucho en él. Le cuidamos mucho y nos está dando un relevo de mucha calidad", afirma Bohigas.

El objetivo burgalés es la permanencia. "Tenemos que afianzarnos en la categoría", destaca el técnico, que cuenta que a menudo Okac y él reciben visitas desde Cáceres, donde el checo dejó una profunda huella por su humanidad y su juego. Ahora va camino de conseguir lo mismo en Burgos, donde también juega otro viejo conocido en Extremadura: el escolta canario Juanmi Morales.