"Danke fürs kommen". Gracias por venir. Es la frase que más escucha Raúl desde que llegó a Alemania. A Raúl le gusta la forma educada con la que recibe el cariño de la gente. Nunca le habían dicho antes tantas veces ´Gracias por venir´, por ofrecer felicidad y espectáculo en un equipo donde el 7 de Europa ha aprendido por qué la fortaleza física del fútbol germano se gana en los entrenamientos. Ayer, la prensa del país bávaro se rindió al excapitán del Madrid. "Eurogigante Raúl", "Raúl detuvo al Valencia" o "Raúl se corona en su regreso a casa", titulan los principales periódicos de Alemania, que destacan el logro del delantero al convertirse, con su gol en Mestalla, en el máximo goleador de la historia de las competiciones europeas con 71 dianas.

En lo suyo

Es su competición. La vida de Raúl y la Liga de Campeones son paralelas. Van de la mano. Han crecido juntos y Raúl forma parte de la industria de un torneo que se ha convertido en el gran referente del deporte, por ingresos y jerarquía.

En Mestalla igualó ya el récord de partidos Champions de Maldini y es el goleador número uno, por encima de Müller. Raúl ha encontrado la felicidad completa en la vida a los 33 años. En Dusseldorf, él y su familia han echado raíces, lleva una vida de ciudadano anónimo y lo mismo disfruta de espectador en los pabellones de hockey sobre hielo, que pasea por los parques de su ciudad.

Raúl, en su aventura alemana, ha rejuvenecido mucho. Quizás cinco años. Sus números son de futbolista grande.

Bien colocado en la Bundesliga, con diez goles y dos pases de gol, y vacunado en Copa y en Liga de Campeones.

Su gol en Mestalla en la noche fue del puro Raúl. Estilo 7, repleto de anticipación, la misma que cuando tenía veinte años, y de precisión al cruzar el balón a Guaita. Desde Gelsenkirchen viajaron los de siempre.

Tiene el Schalke 3.000 fieles que se desplazan por toda Alemania vestidos con la camiseta de Raúl, que elevan los ingresos del márketing del club hasta convertirse en un club realmente emergente que cuenta con el madrileño para poner las bases, crecer y ayudar a promesas juveniles como Julien Draxler, que jugó en Valencia con sólo 17 años. Y Raúl sigue ahí. El 7 eterno continúa.