El fútbol perdió a un jugador y el baloncesto en silla de ruedas ganó a un campeón de Europa. Desde pequeño, a Eusebio Fernández Tarriño (Badajoz, 5-12-1975), le atrajo el balompié, jugando primero en el Cerro de Reyes prebenjamín para pasar al CD Badajoz alevín.

Su proyección, a base de férreos marcajes en el lateral derecho de la zaga del juvenil albinegro le hizo tener la opción de vestirse de blanco en el Castilla, pero Castilla no fue tan ancha como dicen. Pese a que Emilio Muñoz , vicepresidente del filial del Real Madrid, vino a verlo a Badajoz a varios partidos, al final el fichaje no cuajó y Eusebio siguió vistiendo de albinegro en la etapa de Félix Castillo de presidente.

Coincidió en el equipo con De Paula , Moreno , Cubillas y entrenadores como Paco Herrera , Paco Miranda y Chicho Gordillo , "que me decía que era un tanque". Recuerda como anécdota que éste le pidió que siguiera al delantero "hasta el vestuario, y créeme que me fui detrás de él al vestuario y me tuvieron que ir a buscar-", ríe Eusebio Fernández para sentirse orgulloso de aquellos años, "porque aunque no consiguiera nada, tuve una calidad humana al lado que me ayudó mucho".

No poder alcanzar la gloria, "porque se me ofrecieron unas cosas que luego no salieron", le hizo venirse abajo moralmente y se retiró del fútbol, pasando a trabajar como oficial de albañil, encargado de una obra, en una empresa de Badajoz. Siguió haciendo deporte por su cuenta pero alejado de la competición y diez años después, la vida le dio un terrible golpe. Era el mes de septiembre de 2004. A mediodía, Eusebio viajaba en un vehículo junto a un compañero de trabajo camino de la Dehesilla de Calamón. En la avenida Felipe Trigo de Badajoz tuvo un accidente que acabó con una paraplejia y dejó a Eusebio Fernández en silla de ruedas. "Se pasa muy mal. No se lo deseo a nadie en el mundo, ni al peor enemigo".

Cuatro años después, volvió a salir el sol. El directivo Borba y el jugador Píriz le hablaron del Mideba Extremadura. Cuando le presentaron al equipo, Chava Zavala afrontaba su primera etapa como jugador-entrenador del club. Eusebio estuvo una temporada entera "tirando un año en dos canastas. Dudaba si acertaría en los lanzamientos, me entallaba los dedos con la silla y me salían unos moratones que decía: estoy "changao de abajo y me van a tener que amputar por arriba-", recuerda el jugador entre risas, pero Eusebio es un hombre de corazón muy grande, máxima humildad y trabajo incansable, y por eso siempre saca el mensaje positivo de todas las cosas. "Si tú te aplicas y te haces caso, tienes tu recompensa. Y el querer es poder".

A la temporada siguiente comenzó a entrenar con el equipo, "pero no me sabía las normas. Me quedaba siempre debajo de la canasta y por eso me pusieron el mote de 'El Zona'. Gracias a Antonio Jiménez , Luis Blancas y Chava Zavala, hoy en día me siento orgulloso de cómo he evolucionado, porque en cinco años jugando al baloncesto compito con gente que lleva veinte y voy subiendo de nivel". A Eusebio no le gusta ser protagonista de nada, es de los que prefiere ayudar al máximo y hacer piña, "porque un equipo somos todos. La disciplina del fútbol me ha ayudado mucho y la vida me ha enseñado a ser mejor persona. Parece que Dios me ha quedado en silla de ruedas. No triunfé en el fútbol porque no estaba para mí y me ha abierto unas puertas muy grandes, he conocido este deporte con gente fantástica que te cuida, controlo más el temperamento y me afianzo más".

El domingo se proclamó campeón de la Challenge Cup europea haciendo un espectacular encuentro ante los alemanes y hoy en día es uno de los mejores españoles de baloncesto en silla de ruedas. "Estoy muy feliz en el Mideba. En la liga hemos sido los únicos en ganar al campeón Fundosa, campeones de Europa, subcampeones de Copa de Rey-estamos muy contentos".

Eusebio Fernández compagina el baloncesto en silla de ruedas con los entrenamientos de un equipo prebenjamín de fútbol, con niños de 6 y 7 años, del CD San Roque de Badajoz, con los que lleva dos temporadas. Es la historia de un ser humano extraordinario, que vivió un drama y encontró su felicidad en el deporte.