Hubo un tiempo en el que Badajoz fue el centro del fútbol internacional. Su enlace con las grandes figuras se llamó Trofeo Ibérico. Desde las ferias y fiestas de San Juan 1967 hasta 1986 de forma ininterrumpida, con una edición posterior en el centenario del Club Deportivo Badajoz en el 2005, los principales equipos europeos jugaron en El Vivero de Badajoz. Los aficionados extremeños disfrutaron del Benfica de la pantera negra Eusebio, el Barcelona de Johan Cruyff, el Atlético de Madrid de Adelardo, el Athletic de Bilbao de Txetxu Rojo, el Sporting de Gijón de Quini, el Real Madrid de Vicente del Bosque, el Betis de Rafa Gordillo... y tantos y tantos otros que deleitaron con su juego en la capital pacense. El club blanquinegro ha recuperado con gran éxito el Trofeo Ibérico y este verano hubo un interesante Villarreal-Sporting de Portugal y la versión regional con el Badajoz-Extremadura.

Historia del Trofeo Ibérico es un libro recién nacido que en cada página de sus más de 500 con más de 600 imágenes trae preciosos recuerdos, emotivos momentos y unos tiempos futbolísticos que, gracias a personas como su autor Raúl Hernández Ávila, se mantienen muy vivos. Ya están a la venta los ejemplares en la Librería Colón de Badajoz al precio de 25 euros y sus ingresos serán destinados al próximo Trofeo Ibérico. El libro será presentado el lunes 28 de noviembre a las 20.30 horas en la Real Sociedad Económica de Amigos del País.

Raúl Hernández expone que creó esta obra «por desconocimiento, ya que a raíz del Trofeo Ibérico del centenario del CD Badajoz en el 2005, con ese espectacular partido entre el Atlético de Madrid y el Sporting de Portugal, quise saber qué había pasado con el Trofeo Ibérico, qué equipos vinieron. Me puse a buscar pero no encontraba mucho, inicié el proceso y me sorprendió muchísimo».

El libro contiene numerosos documentos originales del trofeo. «Tuve la suerte que Antonio Guevara Palacín estuviera en la comisión organizadora y en el seno del Ayuntamiento de Badajoz guardaban esa documentación que es motivo de un libro. Estaban reflejados todo ese tipo de documentos, fotografías, contratos... hasta unas corbatas con el logotipo del Trofeo Ibérico y pensé que había que hacer algo y sacarlo».

El escritor recuerda que «Badajoz era una fiesta cuando aparecía el Trofeo Ibérico en el mes de junio. La banda de música que venía de Barcarrota subía al ayuntamiento, que estaba poblado de gente intentando ver a los jugadores en la recepción». Sus primeros recuerdos del Trofeo Ibérico se remontan a un Athletic-Español, «con una de las finales más bonitas que se decidió en la tanda de penaltis con Iríbar en una portería y Echeverría en la otra. De diez penaltis se marcaron solo tres, eran unos bárbaros parando».

Los inicios en el 67

Hernández Ávila asegura que la directiva del Badajoz, encabezada por Antonio Ballesteros Doncel, «quiso tener un trofeo que engrandeciera a la ciudad y que diera a conocer Badajoz. En la primera edición, en el 67, no se quedaron cortos con el Sporting de Lisboa, los brasileños del Flamengo y el Barcelona». El Badajoz se estrenó en la edición siguiente, en el 68. «Era el equipo comodín. Regulaba el presupuesto. Los equipos costaban muchísimo dinero y el Badajoz estaba exento de cobrar al ser el organizador. Se enfrentó al Vitoria de Setúbal y quedó tercero al ganar al Rapid de Viena».

A nivel económico casi nunca fue rentable, «como muchos eventos deportivos, pero la ciudad ganaba con el Trofeo Ibérico. Ganaban los bares, restaurantes, venía mucho turismo porque querían ver a los grandes equipos». En la edición del 69 se enfrentó el Benfica de Eusebio, la pantera negra, al Atlético de Madrid de Adelardo y Eusebio Bejarano, autor del prólogo del libro junto a otro de Jerónimo Barahona. «Esa fue algo maravilloso porque se enfrentaron un Benfica de moda con un jugador espectacular como Eusebio, al que el Eusebio pacense le costó mucho defender».

Los beneficios del libro irán destinados al próximo Trofeo Ibérico. «Al empezar este trabajo, lo primero que pensé es que no había mejor sitio que invertirlo que en el propio trofeo. Todo va rodado y ojalá se venda mucho, aunque esto no quiere decir que el presupuesto del trofeo del año que viene esté solucionado porque esto es muy poco dinero, pero que por lo menos a ver si alguien más se le ocurre algo y entre todos aportamos nuestro granito de arena para invertir en nuestro Trofeo Ibérico. El que quiera ver fútbol de categoría tiene que ser ahí».