Algunas de las grandes estrellas de estos Juegos, como los nadadores Michael Phelps e Ian Thorpe, y el ciclista Jan Ullrich, renunciarán a la ceremonia de inauguración, a pesar de que constituye un momento memorable. No estarán porque creen que supone un enorme desgaste físico, ya que no se trata sólo del desfile, sino de las tres o cuatro horas de paciente espera cerca del estadio. A ello se añade la hora y media que puede costar desalojar a los deportistas y llevarlos de nuevo a la Villa Olímpica.

El guardameta del Barcelona de balonmano, David Barrufet, tampoco podrá participar. Hay una razón de peso. "A mí me gustaría estar, pero nos lo desaconsejan porque al día siguiente debutamos a las nueve de la mañana. Es una pena porque es uno de esos momentos que se recuerdan para siempre".En cambio, el baloncestista Pau Gasol está ilusionado con su presencia en la ceremonia.

"Ya me han dicho que será duro. Tres o cuatro horas de espera, pero no me importa, quiero disfrutar estos Juegos y, si puedo, acudir a alguna competición como el tenis, que es uno de los deportes que más me gusta, o la natación",