España igualó en París su récord de medallas en unos campeonatos del mundo (cinco), mejoró en dos metales su última cosecha y estuvo cerca de alcanzar su máximo número de finalistas, pero su actuación careció de un broche de oro. Si Yago Lamela hubiera conquistado el título de longitud, en lugar de la medalla de bronce, el equipo español habría cuajado, en conjunto, la mejor actuación de su historia en los Mundiales, aun cuando por debajo del nivel medio asomaran cabos sueltos.

El presidente de la Federación Española, José María Odriozola, optimista irreprimible, fijó sus objetivos en superar el récord de medallas, que estaba en las cinco de Stuttgart-93 y Atenas-97, y en llegar a los 17 finalistas (clasificados entre los ocho primeros) de Edmonton. Frente al escepticismo general, volvió a ser quien más cerca estuvo del acierto.

La sensación imperante en el equipo, sin embargo, era de cierta decepción hasta la penúltima jornada. España había ganado tres medallas, pero Paquillo Fernández y Yago Lamela, los favoritos en 20 km. marcha y longitud, hubieron de conformase con las medallas de plata y bronce.

Fue un bronce, el de Eliseo Martín en 3.000 m. obstáculos, la medalla que mejor regusto había dejado entre los españoles.

La jornada del último sábado, sin embargo, devolvió a la senda del éxito con dos platas de altísima ley, la de Julio Rey en maratón y la de Marta Domínguez en 5.000 metros. Julio Rey y Marta Domínguez exhibieron con poder la bravura que caracterizó al equipo español en Edmonton-01 y la impresión general cambió de signo. París también había resultado un éxito.

LAS SOMBRAS

Pero el récord igualado de medallas no alcanza a tapar los fracasos de Manuel Martínez y de los representantes de 1.500 metros. El capitán cayó en la ronda de calificación, y los mediofondistas, con la única excepción de Reyes Estévez. Juan Carlos Higuero volvió a fracasar en alta competición y Roberto Parra pudo comprobar que hacer su mejor marca (3:35.02) no le sirvió más que para ser undécimo.

Las chicas del 1.500 tampoco estuvieron finas en la final, pero decepcionó, sobre todo, la tarraconense Natalia Rodríguez. Achacó su fracaso a una amigdalitis. Ruth Beitia, la primera española que salta dos metros, fue de más a menos. Su undécimo puesto debe ser el punto de partida para la temporada olímpica.

El equilibrio entre hombres y mujeres, que parecía a punto de alcanzarse en el atletismo español, volvió a romperse en favor de la rama masculina, que conquistó cuatro de las cinco medallas. Sólo Marta Domínguez mantuvo el tipo. Glory Alozie, corta de preparación por una lesión, se quedó a las puertas del podio.