Lo han conseguido. Los extremeños Santiago Martín y Diego Hernández alcanzaron la cima de esta Amadablam, una exigente montaña de 6.812 metros de altura y vertiginosas paredes y aristas durante todo su ascenso, con pasos de escalada de enorme dificultad y tramos de gran exposición al peligro.

Según relatan ambos protagonistas, tras las primeras semanas de aclimatación en las que parecía que la montaña no daba alternativa, las cosas empezaron a cambiar, la estabilidad del clima y la mejora de las condiciones de la ruta fueron dando paso a la esperanza de cumbre. Con paciencia y un buen planteamiento de ascensión el día 26 de octubre los alpinistas partían del campo base directamente al campo II aprovechando las buenas sensaciones de anteriores ascensiones de aclimatación.

Una vez en campo II y debido a la mala fama del campo III en el que hace un par de años se vivió una grave tragedia debido a su peligrosa ubicación bajo el Serac dablam, los alpinistas decidieron atacar la cumbre directamente desde campo II, lo que acrecentó considerablemente la dificultad de la actividad.

EL LOGRO El día de cumbre, a pesar de la buena meteorología que acompañó durante todo el ascenso, fue muy frío y exigente técnica, física y psicológicamente para los alpinistas, que tras seis horas de ascensión desde campo II, desplegaban la bandera extremeña en la cumbre de una de las montañas más bellas del planeta que se alza al comienzo del valle del Kumbu haciéndole la competencia al mismísimo monte Everest.

"Hemos vuelto muy cansados, pero muy contentos. Cuando estás allí lo pasas mal porque es duro, la sensación de agotamiento es grande y la montaña es exigente. El momento de llegar a la cumbre es maravilloso, pero todo se saborea más cuando regresas", cuenta Diego Hernández con unos kilos menos de peso. Como anécdota, cuenta que eran los únicos montañeros que estaban en la zona sin sherpas , los conocidos guías locales que facilitan considerablemente cualquier expedición.

Con esta ascensión, Martín y Hernández firman un año más una importante actividad para el alpinismo regional y comienzan a dar forma a un proyecto con el que pretenden volver al Himalaya los próximos dos años, para intentar en 2010 el Shisha Pangma y en 2011 el Everest sin uso de oxigeno artificial.

Esta actividad, sumada as la de los años anteriores, avala la experiencia y dedicación de la cordada así como sus capacidades, y se pretende que sea una garantía de éxito para las actividades futuras que ya se están preparando.