La liga exprés se le ha hecho muy grande y muy larga al Extremadura. La reflexión es de Manuel Mosquera, técnico de los azulgranas, el único de los creyentes en la remontada hasta el final, y también el primero en bajar a la tierra tras el descenso virtual del equipo a Segunda B. «Acepto el descenso y asumo mi responsabilidad, con la cara alta, igual que hace un año aceptaba de la misma manera un reto tan complicado que conseguimos. La misma serenidad hay que tener cuando se gana que cuando se pierde», afirmaba el gallego.

El descenso no es más que la crónica de una muerte anunciada... y lenta. Dolorosa porque se ha producido con la afición lejos del Francisco de la Hera. Ese tesoro del que siempre ha gozado el Extremadura, esta vez ha tenido que asistir incrédulo al descenso de su equipo desde la televisión.

Es tiempo de asumir la realidad, hacer autocrítica y rearmarse para aprovechar la bala económica que suelen tener los equipos que descienden del fútbol profesional y que se benefician de una cuantiosa cantidad de dinero que otorga LaLiga como fondo de compensación por descenso, cantidad que, por cierto, se verá mermada este año en casi un 40% como uno de los detalles que pasó casi desapercibidos en el famoso ‘Pacto de Viana’ por el que LaLiga ponía encima de la mesa 200 millones de euros para rescatar al resto de federaciones deportivas.

El futuro de Manuel/ Para reilusionar a sus aficionados, el Extremadura no debe tardar mucho en mover ficha. Y la primera patata caliente es saber cuál es el futuro de Manuel Mosquera en Almendralejo. El entrenador tiene un año más de contrato y dijo tras el partido del Cádiz que «mi idea es quedarme aquí y crear otro proyecto para recuperar pronto la categoría. Esta es la forma de pensar que tengo. Después de la temporada haremos balance, el presidente y todos, y veremos qué ocurre».

Desde el seno de la directiva todavía no ha salido ninguna comunicación. Parece relativamente pronto cuando el equipo, matemáticamente, aún no ha descendido, aunque tenga asumido que la Segunda B es ya una realidad.

Hay muchos jugadores que tienen contrato en vigor con los azulgranas, pero sus salarios (algunos prohibitivos en Segunda B) hacen pensar que habrá muchas salidas.

Una puede ser la de Gio Zarfino, un jugador con un nivel de Segunda División hacia arriba. El uruguayo ha confesado que «es un momento duro para mí por todo lo que nos costó llegar. Me identifico mucho con Almendralejo, con su gente humilde y eso duele más que nada. Hay que aprender y no cometer más los mismos errores». El charrúa no se ha cortado a la hora de analizar las causas de esta debacle: «cuando nos salvamos, teníamos una base de jugadores con experiencia en la categoría que sabían manejar los tiempos de los partidos. Y cambiamos demasiado esa base». Además, para Zarfino ha sido clave no tener a un jugador como Alex Alegría desde el inicio de temporada: «si Alex hubiera estado con nosotros desde el principio, estaríamos ahora en playoff».

Los problemas extradeportivos del club también se han sentido en el vestuario. «los hay en todos lados, pero es verdad que este año nos enterábamos antes de ciertas cosas por la gente que por nosotros. Y eso es difícil de gestionar».

Con respecto a Manuel, el capitán azulgrana no tiene dudas de que el entrenador ha realizado un ejercicio de resistencia tremenda para poder gestionar el vestuario. «Lo que ha hecho Manuel en el día a día, con las cosas que hemos pasado, es increíble. No entiendo cómo ha tenido esa capacidad de absorber tantas cosas. Hay que valorar el sentido de pertenencia que tiene, cómo ama el club. Eso no es fácil verlo en el fútbol», indica. Toca reinventarse para un Extremadura que sufre en estos días.