Hay detalles, momentos e imágenes que marcan el destino de un grupo. Queda por ver si la Copa, para el Extremadura, es el punto de inflexión que buscaba, pero lo que está claro es que el cuadro azulgrana ha armado un vestuario que, cuando vengan mal dadas, saldrá a flote a base de coraje y compromiso. La goleada ante el Mancha Real ha disipado cualquier duda en el ambiente. "No me quedo con el resultado, sino con el trabajo y la actitud. Este es el Extremadura que queremos", espetaba Diego Merino. El poso que deja la Copa en el entorno azulgrana sabe más dulce que la propia victoria. Tras el encuentro, el técnico ensalzó la actitud del capitán, Juanjo Pereira, que no ha tenido un buen arranque de año, entre molestias y partidos forzados. No jugó, "pero ha estado muy involucrado. Es uno de los jugadores más honrados que he tenido la suerte de entrenar. Ha sido uno más animando y apoyando antes, durante y tras el partido. Eso me deja verdaderamente feliz. Más allá del resultado, este tipo de comportamientos es lo que nos va a dar en el futuro".

No fue ese el único detalle. La derrota en Jumilla había creado ciertas dudas y los jugadores lo sabían. Tras el segundo gol, Willy arrancó en carrera hacia Merino y se fundieron en un abrazo de esos eternos. Toda la plantilla y el banquillo les rodeó en piña. La imagen fue de lo más comentado. Dieguito, el jugador, lo radiografío así: "Eso es un mensaje de que estamos todos unidos al 100% y así va a ser todo el año".

El Extremadura no quiere caer en la euforia y piensa en el choque del domingo (18.00 horas) ante la Balompédica Linense. Nadie quiere hablar aún del Cornellá, el rival en Copa el miércoles 7 a las 20.45 horas.