Atípica tarde dominical la que se vivió ayer en ciudades y pueblos de Extremadura. El paseo de Cánovas de Cáceres lucía un aspecto casi desértico en torno a las 21.00 horas. Las principales calles no sólo de la región, sino de todo el país perdieron aforo de manera extraordinaria. Los bares, por contra, se encontraban overbooking . Las televisiones echaban fuego por la emoción del final de la Liga 2002-03.

Real Madrid y Real Sociedad echaban un pulso por el título de Primera División y sus aficionados más incondicionales entendieron que el choque de ayer exigía comparecencia en torno a las barras para animar desde la distancia a sus ídolos. El Real Madrid contaba sin duda con mayoría absoluta, mientras que los contados hinchas del equipo vasco hicieron por un día coalición con los simpatizantes del Barcelona. "Aunque no entremos en la UEFA quiero que el Madrid pierda y se quede sin liga. Eso sí, estaría mejor un empate en el Bernabéu y que el Bar§a se meta en la UEFA", decía Antonio antes de que comenzaran los encuentros.

MASIVA CONCURRENCIA

En el bar La Bombilla en Cáceres no se podía ni abrir la puerta. Un par de hermanos visten la equipación madridista y hasta las bufandas lucen en un día en el que se han superado los 35 grados.

Dos televisiones conectados a los estadios Bernabéu y Anoeta permiten un seguimiento perfecto. Sin embargo las miradas se concentran en las acciones de los blancos. La primera alegría la da a los diez minutos Ronaldo, que volvió a lucir su peculiar peinado mundialista. El tanto enloquece al personal del Madrid. Tan sólo los culés agachan la cabeza. La Liga estaba más cerca de la capital de España.

Nuevo paseo por Cánovas y la lectura es obvia: Las mujeres se quedaron sin acompañantes masculinos por dos horas. En el mesón los Bujíos, la afición blanca no pierde detalle, pero el tanto del Athletic funde la euforia madridista. Cerveza va, cerveza viene. Los únicos que están castigados a no ver el partido son los camareros, que se tienen que multiplicar. "Ponme un tinto, ponme un tinto...", repite un joven con los nervios a flor de piel. Roberto Carlos antes de que se llegara al descanso reventó los gritos en favor del Real Madrid.

En el descanso, un respiro fuera del bar, una llamada desde el móvil, una visita al concurridísimo servicio y vuelta al pay per view .

Los goles de la Real Sociedad no dejan que los aficionados blancos se relajen. Sin embargo Ronaldo, barrilete cósmico como espeta un exhultante Manolo Lama desde las ondas, hace el 3-1 y en los bares de toda la región empieza a cantarse el alirón. "Campeones, campeones...", retumba en los oídos de los aficionados vascos y gran parte de los azulgranas. A todo esto, el Bar§a gana por 2-0 al Celta, pero las noticias del Camp Nou no tienen valor primordial esta vez.

"La verdad es que la Real también ha merecido ganar la liga, pero es que el Madrid es el Madrid. Al final les ha entrado el miedo a llevarse el título y lo han pagado", dice un hombre de unos cincuenta años, orgulloso con su pequeño vástago.

Con el pitido final, la euforia se desbordó por las calles y las botellas de champán servían para festejar el título. El We are the champions de Queen emocionaba a los más sensibles. Los hinchas, repletos de emblemas madridistas, se dirigieron a la Fuente Luminosa cacereña, pero al llegar no pudieron darse el tradicional baño de celebración, ya que unas vallas protectoras y la policía pusieron freno a la euforia galáctica. Sin embargo la fiesta continuó.