Tiene que abrazarse a su estadística como local el Extremadura tras su lamentable racha reciente de resultados a domicilio. El bloque de Ortuondo se está comiendo el colchón de puntos que lo aupaban, cómodo, al cuarteto de privilegio. Y no siempre van a fallar con él sus rivales directos, aunque ayer, curiosamente, empatasen Sevilla B y Marbella (1-1).

Esta tarde (17.00 horas) visita el Francisco de la Hera el Baza, el que goleó al Díter hace una semana y el que terminó ganando al Extremadura en el partido de la primera vuelta en suelo granadino. Y los locales, una semana más formados y otro tanto menos jóvenes, se han quedado sin uno de los atenuantes de los que tira su técnico tras algún mal marcador. La plantilla ha pasado por caja en las últimas horas.

Ortuondo rizó el rizo en la matinal de ayer y cerró las puertas de la Ciudad Deportiva Azulgrana, a pesar de que el vallado de tela metálica y alambre de la misma no impide visionar lo que acontece en los campos de entrenamientos. Allá él, igual no tiene otros temas más importantes de los que preocuparse o en los que centrar su atención.

BAJAS FORZADAS La alineación inicial parece una incógnita hasta para Iosu, porque las ausencias de Garmendia y Samir, el capitán más breve en la historia del club se resintió esta semana de su rodilla, dejan en cuadro el lateral diestro. Analizando el discurso en pro de la cantera del técnico se podía pensar que tiraría de Trinidad, el zaguero diestro del filial, pero ni por asomo se trabajó en esa solución. Las opciones que se han manejado hablar de cambiar de banda a Jorge Zamora, de trastocar el mediocampo al tiempo para llevar a Aitor al lateral y hasta con Javi Bermúdez se improvisó en el Francisco de la Hera el jueves.

Un problema añadido fue la lesión, ayer mismo, de Marín. El cordobés sintió un agudo dolor en su rodilla, al tiempo que oyó un chasquido, y terminó siendo retirado. Al final de la sesión, el jugador no podía ocultar su desolación. Había pasado de titular indiscutible para hoy a quedar fuera y pendiente de lo que mañana diga la resonancia magnética. Pero él mismo advirtió que "tiene mala pinta, no me gusta nada. Otra vez a parar... Qué faena, qué mala suerte".