Hace once años, muchos miraban en las plantillas de la ACB para encontrar a extremeños que pudiesen regionalizar el reluciente proyecto del Cáceres en la máxima categoría. Tres de los cinco extremeños que salían en la cuenta (Miguel Angel Reyes, Enrique Fernández, Toni Pedrera, José Pedro García y Alberto Rubio) acabarían enfundándose la camiseta verdinegra. Ahora la pregunta contraria es fácil: ¿con qué mimbres made in Extremadura puede construirse una escuadra LEB?

La comunidad autónoma ha engendrado durante estos años a un buen puñado de productos de serie media que fácilmente podrían formar un conjunto competitivo en el segundo escalón. Así lo llevan demostrando y varios de ellos han sido criados en el propio Cáceres.

Su líder espiritual sería José María Panadero, el producto puro de la cantera del Cáceres de mayor relieve. Escolta de 26 años y 1,95, no llegó a jugar en el primer equipo más que un partido en Polonia (temporada 96-97), pero varias temporadas positivas en Doncel y Melilla le sirvieron para lograr un contrato en ACB que sólo aprovechó parcialmente en el Fórum. La temporada pasada tampoco ha acabado de encajar en el CAI Zaragoza (9,0 puntos en 23,9 minutos). Tras varios devaneos --el último, esta misma temporada--, éste podría ser su año definitivo en el Cáceres. Feroz tirador, aunque con un progreso en suspenso.

Uno de sus mejores amigos es Fernando Vicario, el finísimo base-escolta (27 años, 1,94) que ha desarrollado gran parte de su carrera en Galicia (Rosalía y Porriño, de LEB-2) tras debutar en ACB con el Cáceres y estar cedido durante años en Plasencia y Doncel. En el norte español se asentó en lo profesional (10,6 puntos en 28,2 minutos) y lo personal. Sus cualidades, siempre fundamentadas en la polivalencia y en un considerable talento ofensivo, le han mantenido en la brecha.

En el Burgos (LEB-2) pervive el alero José María Pedrera, el hermano de Toni, que en la temporada 97-98 disputó tres partidos con el Cáceres. Es otro tirador consistente (13,7 puntos en 21,1 minutos, con un 42% en triples), aunque castigado por las lesiones. El contraste entre las temporadas en las que brilla respecto a las que pasa en blanco es duro. Tiene 30 años, es alero y mide 2,00. Julbe le probó hace un par de veranos.

CASOS DISPARES

Otro jornalero es el villanovense Pedro Rodríguez, un pívot de 2,01 y 29 años reclutado en su momento por el Tau y que también pasó por Portugal. Ha jugado poco en el Bilbao (LEB), con cuatro puntos en seis partidos y 33 minutos... en total. Es fuerte, aunque limitado ofensivamente.

El del pacense Chus Poves (27 años, base-escolta, 1,95) es un caso que mezcla todos los demás: también entrenó con el Cáceres, también jugó en Plasencia --y en el Círculo, donde fue descartado por Fariñas-- y el último año la ha pasado en el Gijón (LEB). En Asturias ha recibido numerosos halagos y ha sorprendido su versatilidad (12,7 puntos en 27,2 minutos). Puede subir el balón, tirar y es un aceptable defensor.

Los dos equipos extremeños de LEB-2 no han dado cancha a los de casa. El Círculo sólo tenía al alero Marco Blanco (1,5 puntos en 4,7 minutos) y el Plasencia al base José María Santos (1,0 punto en 5,4 minutos), ambos con nulo papel... Caso aparte es el de Dani Callejo, que pertenece al Cáceres y ha estado cedido en el club pacense, donde se formó. Tiene 20 años y mide 1,93. Sus números son ínfimos (4,8 puntos en 18,7 minutos con 35% en tiros de dos y 28% en triples), quizás abrumado por la etiqueta que entre Julbe y los medios le clavaron: el nuevo Raúl López. Su futuro es una incógnita. Le quedan dos años de contrato.