A Ezequiel Lamarca López (Córdoba, 23 de mayo de 1991) le apasiona su profesión de futbolista. Se le intuye casi al inicio de la conversación. «Claro que me gusta. El año pasado lo pasé mal, pero en éste estoy muy contento». El futbolista del momento en el Cacereño tras ser el autor de los dos tantos ante el Coria disfruta de su acierto, pero afirma que más de los buenos resultados del equipo.

«Somos una familia, incluso cuando no salían los resultados», apunta. «Yo solo trato de responder a la confianza a base de trabajo y, si puede ser, con goles», añade el punta andaluz, que considera que el comienzo del CPC «no fue normal» por los tropiezos inesperados sufridos. «Cada vez que nos llegaban, nos marcaban», dice.

Todo ha cambiado ya, y con él asentado en un puesto que no considera en propiedad. «Esta plantilla ha demostrado que todos podemos ser titulares, como ha sucedido en estos últimos partidos, cuando se ha cambiado tanto y no lo hemos notado». Por ello, insiste en que «insustituibles no somos nadie aquí; en el trabajo no hay que bajar los brazos porque te puedes quedar sin jugar».

El objetivo es diáfano para él. «Yo he venido aquí a subir a Segunda B. Al menos hay que intentarlo con todas las fuerzas» y para ello, aduce, será clave lograr ser primeros al final de campeonato. «Vamos a intentar quedar por delante de todos, del Villanovense y de los que peleen con nosotros».

También se siente muy integrado en Cáceres. «Es una ciudad muy cómoda», destaca. Sobre su anterior experiencia en Extremadura, en concreto en el Badajoz, dice que «también tenía sus cosas buenas como club, pero no me salieron las cosas», lamentó, pese a que peleara con luchara por revertir la situación.

En torno a su posición natural, asegura que a él siempre le ha gustado jugar de ‘9’ puro, como está haciendo ahora, pero que también se amolda bien a hacerlo en banda o como segunda punta. «Lo que hay que hacer es trabajar donde te pongan y hacerlo lo mejor posible».