La estrella es el equipo". En varias ocasiones repitió esta frase el entrenador del Mérida, Fabri González. Sobre todo cuando se le preguntó por la ausencia en el once titular de Sabino. Pero el entrenador gallego no dudó en afirmar que "no hago las alineaciones para contentar a nadie, las hago para intentar ganar".

Por ello, el técnico quito hierro a la actitud de alguno de sus jugadores ante sustituciones puntuales: "No me parece mal cuando un jugador hace un gesto al ser sustituido con sangre caliente", en referencia al enfado de Luciano al ser cambiado.

Y es que una de las consecuencias del 4-3-3 del domingo es que hay que elegir entre los dos delanteros. Lo cierto es que en esta categoría es difícil depender de un solo futbolista, aunque en este sentido, quizás el futbolista más valioso del equipo, por delante de los dos delanteros centros, es el doble goleador del domingo, Roberto Cuevas, a quien ya le contemplan diez tantos. Tanto Luciano como Sabino son dos lujos para la categoría y si se sigue eligiendo a uno, a Fabri le va a tocar gestionar bien esta situación. Claramente con este dibujo, la velocidad de Cuevas e Ismael por bandas son muy importantes, como bien pusieron de manifiesto en los dos goles y en las numerosas ocasiones de las que dispuso el Mérida a lo largo del partido.

Pero también mejoró un futbolista como Carlos Rubén, liberado de la banda y con mayor libertad, de él salió el segundo gol y alguna que otra ocasión más. Además, Granada es un jugador con buena llegada cuando se le libera de tareas defensivas.

Estas son la especialidad de Segovia, quien suple sus carencias técnicas con una gran colocación, siendo la prolongación del entrenador dentro del campo.

El juego por bandas quedó también de manifiesto con el desdoblamiento en numerosas jugadas de los laterales. Desde el punto de vista defensivo, el tener un centro del campo más poblado motivó que el equipo granadino encontrara muy pocas fisuras para atacar. Sin embargo, en esta categoría, las jugadas a balón parado son claves y, ahora mismo, un auténtico suplicio para el equipo emeritense, aunque Fabri confía mejorar.