El fallecimiento del campeón olímpico británico Andrew Simpson, tripulante del AC72 sueco Artemis, desafiante en la 34ª Copa América, al volcar ayer la embarcación durante un entrenamiento en la bahía de San Francisco, ha reabierto el debate sobre el alto riesgo que representa la competición llevada a los máximos extremos.

Este ha sido el segundo accidente grave que implica a un AC72 (catamarán de 22 metros de eslora) en los últimos siete meses. El 16 de octubre del año pasado el AC72 del equipo estadounidense Oracle, vigente campeón de la Copa América, volcó cerca del puente de Golden Gate durante un entrenamiento.

Aunque el barco sufrió grandes daños, no hubo víctimas. Sin embargo, este hecho hizo que aumentasen las preocupaciones sobre la estabilidad de estos grandes multicascos, que pueden alcanzar velocidades superiores a 40 nudos (75 Km/h.), y que exigen a los miembros de la tripulación a llevar casco y otros equipos de protección.

"Cuando Oracle volcó ya dije que no sería el único y que iba a suceder de nuevo. Son barcos muy peligrosos", ha señalado Max Sirena, director deportivo del Luna Rossa italiano, otro de los desafiantes de la 34ª edición.

"El AC72 es básicamente demasiado poderoso pero, al mismo tiempo, este es nuestro deporte y es un riesgo que asumimos", ha añadido.

Cuando se produjo el accidente el viento era bastante intenso en la bahía y, al volcar el Artemis, Simpson quedó atrapado debajo del barco. Finalmente fue rescatado y llevado a la costa en un barco más pequeño mientras se la efectuaba la reanimación, que continuó en tierra durante aproximadamente otros 20 minutos, pero todo fue ya inútil.

Los restantes miembros de la tripulación están a salvo. Sólo el neozelandés Craig Monk se cortó en una mano y recibió puntos de sutura en un hospital de la bahía, que abandonó más tarde.

"Es una experiencia impactante y tenemos mucho que hacer en los próximos días en términos de seguridad de los tripulantes. El barco está bajo control, pero ciertamente no es la primera de nuestras preocupaciones. Estamos totalmente centrados en los tripulantes", ha señalado el regatista estadounidense Paul Cayard, director técnico del equipo, en una conferencia de prensa en la base de Artemis en Alameda.

Simpson, de 36 años, ganó una medalla de oro en la clase Star junto a Iain Percy en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y ganó una medalla de plata, también con Percy, el año pasado en los Juegos Olímpicos de Londres. El pasado mes de febrero se unió al Artemis Racing como estratega, donde está también Ian Percy, que es el táctico.

No es el primer fallecimiento durante un entrenamiento de la Copa América. En enero de 1999, el gallego Martin Wizner, tripulante del Bravo España, falleció cuando fue golpeado en la cabeza por una de las poleas que sujetaban una driza y que se rompió mientras se entrenaba en Valencia, preparando la cita de ese año en Nueva Zelanda.