En las próximas horas se puede producir la confirmación oficial de la continuidad de Maxi Ovejero al frente del banquillo del Trujillo, pero mientras tanto, el técnico expresa su deseo: «intentaremos ser una familia para poder sobrellevar las alegrías y las penas y estar todos unidos al máximo para ser un equipo humilde pero muy unido». Fue la sensación de la Tercera la pasada temporada, con el Aceuchal, y en la próxima intentarán conseguir un buen puesto también a base de trabajo. Y los cimientos están puestos: alrededor de Ovejero habrá seis personas para él muy válidas, en algún caso con pasado en el club muy brillante.

Pacorro, capitán del equipo durante muchos años, será el delegado de campo. «Tiene un niño de dos años y viene otro de camino y ayudará hasta que pueda», dice el entrenador. Otro ex, el no menos carismático Jorge Cáceres, que anunció su retirada el pasado junio, será el entrenador de porteros.

«Desde que me dijo que quería dejarlo quería que estuviera ayudándonos», desvela el propio Ovejero.

El segundo entrenador será Jorge Alvarado, también preparador físico. «Es un fichaje que viene con muchas ganas de seguir creciendo y poder ayudarnos en todo lo posible. Su trato y empatía harán que los jugadores sigan su ritmo», pronostica el técnico.

Más nombres

Además, Piru ayudará al entrenador con los jugadores. «Su trato y buen rollo con ellos hacen que sea querido», agrega Ovejero, quien también contará con María, «que es quien nos ayuda a que los chavales estén en perfectas condiciones y los cuida al máximo y los escucha, que también es importante. Será su segundo año a mi lado, aunque en los playoff que ascendimos nos ayudó muchísimo».

Completa la nómina del cuerpo técnico Manolo en su condición de delegado de equipo, «muy querido dentro del vestuario y que es el que da el toque gracioso a los chavales y cuando estamos de bajón es fácil con él levantarlos. Será su tercer año a mi lado y su labor la desempeña perfectamente. Es un crack», dice Maxi Ovejero.

El entrenador quiere que su equipo sea una verdadera piña, y para ello él mismo se pone en un segundo plano, dando el protagonismo a la gente que estará alrededor. Ahora les llegará el turno a los jugadores.