La Primera División esquivó al coronavirus la temporada pasada, pero en esta segunda ola el fantasma de un nuevo 'caso Fuenlabrada' ha sobrevolado la Liga. El Granada, aseteado por el covid como la propia ciudad nazarí, tuvo que jugar este domingo en Anoeta con solo siete jugadores del primer equipo, tirando del filial y hasta del juvenil (Ángel Jiménez, de 18 años, fue el portero titular y el mejor de su equipo con un penalti parado), por culpa de un brote que generó lío de despachos. La victoria de la Real Sociedad (2-0) ha sido lo de menos en un caso que supondría un terremoto en caso de afecar a Barça o Madrid.

El Granada viajó el miércoles a Nicosia para disputar la Europa League sin su técnico, Diego Martínez, tras dar un positivo no concluyente. Varios técnicos y auxiliares (además del central Jesús Vallejo) habían dado positivo en días precedentes. Sí viajaron el delantero Antonio Puertas y el delegado del equipo, Manuel Lucena, que estando ya en Chipre supieron que eran positivo, por lo que quedaron aislados y regresaron en viaje privado. También se confirmó el del míster.

LA JUNTA CONFINA A LOS CONTACTOS ESTRECHOS

Tras una importante victoria en Eruopa, la plantilla pasó nuevos test PCR a su regreso, con la idea de que los que dieran negativo pudieran ser alineados este domingo contra la Real, pero la Junta de Andalucía decidió que se trataba de un brote y que, por lo tanto, todos los que viajaron a Chipre eran contactos estrechos que debían pasar la cuarentena preceptiva. La Liga acató la decisión del gobierno andaluz, así que solo podrían jugar contra la Real aquellos que ya hubieran pasado la enfermedad y aún tuvieran anticuerpos.

El Granada solicitó el aplazamiento del partido al Comité de Competición de la RFEF, sin éxito. La normativa aprobada para este año de pandemia establece que con 13 jugadores disponibles entre el primer equipo, el filial y asociados (lo que incluye al juvenil) hay que jugar. Así que el Granada salió con una descompensada alineación (sin apenas centrocampistas) con siete hombres del primer equipo, cuatro del filial y el portero del juvenil. El guardameta del Granada B había viajado a Chipre y tampoco podía jugar en Anoeta, aunque, para sumar confusión, sí lo pudo hacer en Segunda B, donde la decisión es de la RFEF.

EL COLOFÓN: ALINEACIÓN INDEBIDA

La derrota se daba por segura, y se certificó cuando al descanso el Granada sustituyó a Soldado y Kenedy (la norma dice que si hay siete profesionales disponibles deben estar sobre el campo) y más aún cuando en el minuto 75 se retiró lesionado Jorge Molina, dejando al equipo con solo cuatro profesionales, ilegal en cualquier caso. La Real podría reclamar alineación indebida y se le daría el partido por ganado (3-0), aunque habiendo sumado los tres puntos no sucederá.

Además de una derrota muy decorosa (la Real acabó con 10 y Machís incluso falló un penalti en el añadido), el Granada se llevó un rapapolvo de la Liga, que afeó que el equipo disputara el partido de Europa League pese a conocer la existencia de ocho positivos en menos de una semana (que fueron 10 al final), por lo que tiene abierto un expediente disciplinario. También echa en cara al club que no pidiera a la Junta un permiso especial para viajar a San Sebastián, como le había pedido la Liga. En caso de más brotes, los clubs ya conocen cuál es el proceso.