Los esprinters ya se pueden ir a hacer la siesta, al menos en este largo fin de semana de Tour, en el que toda la emoción, toda la pasión, se desborda hacia esos Pirineos que en 1989 descubrieron el talento de Miguel Induráin en la montaña, allí donde Pedro Delgado inscribió su nombre en 1985, en la cordillera en la que para huir del hambre, por allá los 60, Luis Ocaña decidió hacerse ciclista y en esos Pirineos que vieron crecer a Federico Bahamontes, en los 50, consagrado como el mejor escalador en la historia de la ronda francesa.

Atrás quedarán los esprints, algunos bellos y espectaculares, como el que ganó este jueves Mark Cavendish, para superar a Bernard Hinault en número de victorias en el Tour (28 del bretón, quien se jubila este año como relaciones públicas de la prueba, por 29 del británico).

Llegan los Pirineos con tres etapas, una de ellas clave, la del domingo, que recorrerá tierras y puertos (Bonaigua y Cantó) catalanes antes de adentrarse en la Andorra de Purito Rodríguez, cuarto de la general, sin hacer ruido y casi sin dejarse ver. No son los Pirineos, este año, tan exigentes como los Alpes que los superan en desnivel positivo acumulado (de 7.800 a 9.120), en etapas (tres por cuatro) y en puertos (9 en los Pirineos y 13 en los Alpes).

En los Pirineos no se debe decidir el Tour 2016, pero sí comenzarse a aclarar una general que, por ahora, llega compacta y sin sobresaltos, a excepción de las caídas de Alberto Contador, el único de los favoritos distanciado en una clasificación que lidera de forma provisional y sin peligro el belga Greg van Avermaet, tras su fuga en el Macizo Central.

El Aspin abre hoy el festival en la cordillera que, como dice la leyenda ciclista, no fue creada por Dios para separar Francia de España, si no para distinguir a los escaladores del resto de corredores del Tour. Y con los problemas de Contador, quien anuncia que lo único que quiere es salir vivo de las primeras grandes montañas, el dilema se concentra en comprobar si este año habrá un duelo real y auténtico entre Chris Froome y Nairo Quintana.