El suizo Roger Federer, número uno del mundo, que ayer consiguió en Shangai su tercera Copa Masters al vencer al estadounidense James Blake por un contundente 6-3, 6-2 y 6-2, aseguró que este título logrado era "el final perfecto para una temporada increíble".

"Todo lo que quería hacer funcionó", explicó. "Llegar a este punto de mi carrera en el que me siento tan contento con mi juego, viene después de un camino tan largo que de verdad que yo tampoco tengo palabras para describir este rendimiento". Federer evocó las otras dos finales anteriores en las que se llevó el trofeo para tratar de explicar cómo consigue crecerse en las grandes ocasiones.

"Recuerdo que contra Agassi (cuando ganó el Masters de Houston, en 2003) jugué de manera increíble. Era uno de los mejores partidos que había jugado hasta ese momento", dijo.

"Y contra Hewitt (en Houston, en 2004), obviamente, fue difícil por culpa de la lluvia. Fue un partido totalmente diferente, pero lo tuve bajo control", continuó.

"Para mí, no hay una explicación de por qué juego tan bien en los grandes momentos. Me ocurrió también hoy, con bolas increíbles en los grandes puntos. Por alguna razón, al final simplemente acaba pasando lo de siempre", explicó. "No veo qué secreto hay tras ello", aseguró. El jugador helvético repasó su temporada, en la que "hubo un montón de momentos altos, y pocos bajos".

Aseguró que el título que más le emocionó este año fue el Abierto de Australia, y que Wimbledon fue "el más especial", aunque la victoria de hoy que lo corona como maestro de maestros del tenis "es un gran final".