La mejor versión de Feliciano López planeó durante una hora por la pista Arthur Ashe del Centro Nacional de Tenis Billie Jean King de Nueva York, que contempló su talento y osadía ante el campeón Roger Federer, al que arrebató un set, inútil para la conquista del partido (3-6, 6-4, 6-1 y 6-4).

El tenista toledano de veintiséis años llenó de expectación un partido carente de misterio en la previa. Bajó a la tierra a un jugador decidido a romper todos los límites fijados por la historia. Va camino de ello, enfilado a conquistar su cuarto Abierto de Estados Unidos y su duodécimo Grand Slam. Sólo Rafael Nadal y otros tres tenistas -el italiano Filippo Volandri, el serbio Novak Djokovic y el argentino Guillermo Cañas- han sido capaces de enturbiar el tránsito del helvético, sólo endeudado con la arena de Roland Garros.

Menos pedigrí advierte el tenista español. Para él los octavos de final de Estados Unidos, de donde se acaba de apear, era un registro sin precedentes. Rebosa tenis el toledano, lastrado por su irregularidad y su endeblez en las convicciones. Un detalle, por ejemplo, le echó del partido. Lucha ahora por volver a la parte importante del circuito de la mano de su nuevo entrenador Albert Costa. El que fuera campeón de Roland Garros ha encauzado el devenir del toledano. El florecimiento de su madurez ha quedado patente en Nueva York, donde ha solventado compromisos tan notables como el de su compatriota Juan Carlos Ferrero, el ruso Igor Andreev o el estadounidense Donald Young.

Ante Federer, contra el que siempre claudicó en los cuatro precedentes existentes, salió como un tiro. Sirvió colosal. No sólo por potencia y velocidad. Sino con astucia. Controló los momentos. Atacó la red y no rehuyó el cuerpo a cuerpo con el número uno del mundo. Un break en el cuarto juego le situó 3-1. Resguardo la ventaja con su servicio y se anotó el parcial.

El helvético cedió su segundo set en el torneo. El anterior fue contra el prometedor estadounidense John Isner. Ahora este. El envite se prolongó en la continuación aunque para entonces el número uno del mundo ya había empezado a tomarse en serio el partido. Con 5-4 para el suizo el español perdió el saque por primera vez. Federer igualó el partido.

El partido ofreció una opción al español en el arranque del tercer parcial donde tuvo 0-40. No lo aprovechó y el suizo se enchufó definitivamente a la situación y terminó por arrollar a Feliciano López, desorientado del partido. El toledano mostró durante dos sets su mejor versión. Obligó a Federer a jugar al límite. Le inundó de preocupación. Hasta que López se soltó del partido.

Feliciano abandona Nueva York en los octavos de final. Es el primer español en hacerlo, a falta del destino que depare a Rafael Nadal, David Ferrer y Carlos Moyá.

Federer espera al estadounidense Andy Roddick, en una reedición de la final del pasado año, beneficiado por la retirada del checo Tomas Berdych cuando perdía por 7-6 (6) y 2-0.