Dos victorias seguidas [en tres jornadas disputadas] invitan a la alegría en el Cáceres Patrimonio, pero su entrenador, Roberto Blanco, se esfuerza en controlar el nivel de euforia. «Realmente no hemos hecho nada, faltan 31 jornadas», recuerda en la previa del encuentro de mañana ante el Melilla. «Lo único que hay que hacer es tener los pies en el suelo, no podemos pensar que esto va a ir como una balsa de aceite».

Lo que sí deben aportar estas dos victorias seguidas, y lo están dando, es tranquilidad para continuar con la línea de trabajo y confianza para seguir creciendo. Y fuerzas para romper el maleficio del Javier Imbroda, un pabellón donde el Cáceres solo ha ganado una vez en 14 visitas. Fue en el playoff de la campaña 2011-2012, en el primer partido de una serie que acabaron perdiendo los verdinegros. Antes y después, derrotas, más o menos ajustadas. Muy cerca de romper ese maleficio estuvo el equipo extremeño la temporada pasada, cuando tras remontar un marcador adverso el triunfo se le escapó en el último minuto (78-76).

«Históricamente nos ha costado», reconoce Blanco. Desde que yo estoy en el club, incluso de segundo [entrenador], no lo hemos conseguido».

Si el Cáceres llega a la cita con dos victorias seguidas, para el Melilla sucede todo lo contrario, dos derrotas consecutivas, lo que no significa nada para el placentino. « Nosotros no vamos pensando en encontrarnos un equipo débil, si alguien piensa lo contrario es que no entiende mucho de la LEB Oro».

El Cáceres, como ya hiciera la temporada pasada, viaja hoy, un día antes del partido, «un esfuerzo que hay que agradecer al club». El desplazamiento a Melilla es de los más caros de la temporada y en esta ocasión (también el curso pasado) serán dos noches de hotel, ya que tras el partido el equipo también duerme en la ciudad autónoma. «Estoy muy agradecido de que esto sea así, nos permitirá tener unas condiciones de preparación óptimas», dice Blanco.