"Me alegro mucho de que no se haya hecho. A este club le tengo apego". La voz de Félix Campo hijo suena con tono serio al otro lado del teléfono. Está en Cáceres, según él, "en representación de mi padre" para arreglar cuestiones relacionadas con el funcionamiento del club y para confirmar oficialmente lo que ya se sabe: el Cacereño no cambiará de manos, al menos de momento. No quiere entrar en profundidades sobre la frustrada venta a Antonio Martínez Doblas, pero dice: "Hace seis años que se habla de ello y se ha dado por hecha por ahí, no por parte del club. ¿En éste? No ha habido acuerdo y ya está", aduce.

Como futbolista profesional, Campo militó durante tres años en el Cacereño. Se fue después al Figueres, de ahí al Palencia, y la última temporada la ha jugado como portero titular del Baza, equipo del grupo cuarto de Segunda B. "Yo no tengo nada que ver con lo deportivo. Para eso está Pedro Rossi", aclara cuando se le cuestiona sobre el nuevo proyecto en lo estrictamente futbolístico. Sí dice que "está muy avanzado", con las altas y bajas. Confirmó que el entrenador seguirá siendo Miguel Angel Mateos, que tenía un año más de contrato y que la pasada temporada no contaba con la confianza del presidente, que intentó despedirlo en un par de ocasiones.

"Vamos a ponerle trabajo, ilusión y ganas", asegura Campo. Cuando acabe la misión que le ha encomendado su progenitor, pensará en qué equipo puede militar la próxima campaña. "Mi prioridad es el Cacereño y arreglar esto", dice.